Fue una sorpresa agradable el encuentro con la obra de Azurdia y Downey. La primera quizás reafirmó, para la región, la capacidad de comenzar a historiar su arte desde la perspectiva de figuras complejas y vanguardistas. Prolífica, versátil y polémica, la obra de quien fue conocida como Margot Fanjul resuma modernidad, mientras establece un nexo con las culturas indígenas y con el patrimonio cultural de Guatemala. La revisión de su trabajo fue realizada por la curadora guatemalteca Rosina Cazali y permitida por la fundación que resguarda tanto la obra plástica como literaria de Azurdia.

Mientras, la obra de Juan Downey, pionero latinoamericano del videoarte, nos llegó gracias a la colaboración y ejercicio curatorial de Marilys Downey y Justo Pastor Mellado. Se trata Convivencia, un registro del artista con los indígenas yanomami en la Amazonía, en el cual se funden fotografía, video y dibujo. Esta exposición, tal vez como prejuicio aurático, deviene la más conmovedora e impactante del evento, criterios demodé en el discurso del arte contemporáneo, pero definitivamente auténticos en la definición de todo encuentro visual. Los dibujos hechos por Downey, luego de las sesiones místicas, rememoran esa compleja estructura de pensamiento propia de la abstracción, pero en su lugar la representación es perfumada por un toque de magia y ritualidad.

Límites y Rutas Intangibles son muestras muy cercanas en propósitos intelectuales y visuales. Quizás porque la manera en que Límites trata con lo irrepresentable establece un lazo común con Rutas. La diferencia en estas muestras estriba en que Rutas juega con las posibilidades propias de la representación en el plano de lo formal trayendo a colación una cita pertinente con la muestra de la Colección Cisneros que un año antes se tuvo la oportunidad de ver en la región, haciendo coincidir la obra de Gego, Soto o Maggi e incorporando los nombre de Aníbal López o de la muy joven costarricense Paola González.

Límites por su parte, amplia sus cuestionamientos desde el campo de la representación a lo histórico, lo geográfico, lo político y se erige como la muestra vital de un proyecto que en sí pretende estrechar mundos ─apelando a la modernidad y los servicios de la globalización─ mientras encuentra que el planeta está más limitado por fronteras de orden ideológico, racial y de control.

Un acierto en el tema museográfico es la armonía de estas dos muestras en el MADC, donde destaca de Límites la relación tan potente que se establece entre On traslation de Antoni Muntadas y el Síndrome de la sospecha de Lázaro Saavedra y de Rutas el diálogo que se establece entre Jesús Soto, Graciela Sacco, Óscar Muñoz y Waltercio Caldas que refuerza la idea de lo intangible.