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Artpace: Nuevas obras: 1.05


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but still i’d leap in front of a flyin’ bullet for you by Cruz       Ortiz


but still i’d leap in front of a flyin’ bullet for you by Cruz       Ortiz


But still i’d leap in front of a flyin’ bullet for you by Cruz       Ortiz





But still i’d leap in front of a flyin’ bullet for you by Cruz       Ortiz

ArtPace,
23/03/2005 - 08/05/2005
San Antonio, Tx, USA

Artpace: Nuevas obras: 1.05
por Elaine Wolff

La imagen que abre "A Meditation" es una fotografía ampliada de John F. Kennedy que se tomó inmediatamente después de su asesinato en Dallas. Para los espectadores que superen los treinta años, es probable que resulte familiar incluso si el tema exacto es abstruso. El estilo de la indumentaria policial y femenina en boga durante la década de 1960 y el monótono paisaje de Texas son disparadores de temor, remordimiento y una sensación de presagio. "Tiene tanto del estilo de Duchamp", señaló Martinez a Zamudio-Taylor antes de la inauguración; las referencias operan efectivamente en planos múltiples. La imagen no se reduce a un objeto; es un disparador, o un símbolo, de una historia compartida que evocamos y que forma parte de nuestra memoria colectiva. En una sociedad Democrática que abandonó sus pretensiones de democracia social durante esa tumultuosa década, el mito de JFK y su asesinato –cuya responsabilidad se sigue confrontando con vehemencia– constituye la piedra angular para ideologías en pugna, una batalla permanente que retrotrae a la tonificante rebelión que se gesta en la sala contigua. Convertir una imagen de ese cataclísmico suceso en un objeto artístico implica reconocer y cuestionar el poder que el ámbito emocional de las imágenes sigue ejerciendo sobre nuestra "avanzada" sociedad, en la cual suele ser un sustituto para textos complicados o controversia verbal. Martinez ha delineado la tensión entre dos "axiomas", "la fotografía miente" y "una imagen vale más que mil palabras", en un momento en que establecer tal distinción asume tanta importancia como en el pasado.

Para regresar a las densas superficies blancas durante un momento, tal como indican las notas de la galería es imposible dejar de pensar en las pinturas densas y monocromáticas de Robert Ryman, si bien con sus superficies Martinez ha creado espejos en lugar de declaraciones. Estas superficies mate tornan difusa la visión directa, de modo tal que es necesario un esfuerzo para abordarlas críticamente y percibir las fisuras y marcas circulares que se han generado en el pigmento con textura de yeso, del mismo modo que la ideología y la identidad irradian un brillante todo integrado que desalienta la disección.

Si Martinez construye un análisis global de la identidad y la ideología, Ortiz ha creado un diorama en tamaño natural del yo sustentado en la comunidad. Por consiguiente, en tanto la instalación de Martinez es heladamente liberadora, la de Ortiz es cálida, apaciguadora y claustrofóbica. Es posible interpretarla "but still iíd leap in front of a flyiní bullet for you" (pero aun así me expondré a una bala perdida por ti) como una canción de amor a la cultura del asado y la hielera en el patio trasero y a los amores turbulentos idealizados por las comunidades latina y artística de San Antonio. Pero la frase "Iíll never learn" (Nunca aprenderé la lección) se encuentra adherida a los pósters que cubren las paredes y en un video; está grabada a fuego en la parrilla de madera de un asador. "Soy un boring lover" (Soy un amante fastidioso) es la otra consigna dominante, que surge inesperadamente entre imágenes de una joven diablesa que es figura recurrente en la obra de Ortiz y enfatiza la lucha del individuo con la conducta habitual –conducta que se alaba o censura según la pertenencia de la persona a diversas subculturas. El alter ego de Ortiz avanza a tientas por el video "Spaztek finds his heart burning in the parking lot" (Espástico encuentra su corazón en llamas en el estacionamiento), donde nuestro héroe identifica su corazón destrozado con una pila de neumáticos que arden, símbolo urbano universal de anarquía y fracaso sociales. Las palabras "necio" y "pendejo" aparecen escritas en letras mayúsculas de imprenta a cada lado del espacio delimitado en medio del piso. En su conjunto, la instalación es una evocación poderosa del enigma humano en el que la conducta autodestructiva se encuentra indisolublemente ligada a la identidad que otorga significado a la vida.

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