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Prácticas Curatoriales
Entrevista con la curadora colombiana Pilar Velilla
Beatriz Duque de Vallejo




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Museum of Antioquia


Museum of Antioquia with "Man on Horse"


Plaza Botero


Eve


Dog


Sphinx

Beatriz Duque de Vallejo – Corresponsal de prensa, Colombia
Pilar Velilla – Directora del Museo de Antioquia, Medellín, Colombia

B.V.: ¿Cómo fue el proceso de adquisición de las obras del Maestro Botero para el Museo de Antioquia?

P.V.: Para ponerlo en muy poquitas palabras, el Museo de Antioquia recibió en el año de '76 y ‘77 la primera donación Botero, que fue, primero, El exvoto que es una obra que hoy tenemos en la sala Pedrito Botero, y luego vino la sala Pedrito Botero que eran 17 pinturas y dibujos de su autoría. Una vez él entrega la colección, deja una propuesta: que si se le cambia el nombre al Museo por Museo de Antioquia y se adecua una nueva sala, él hace una donación de esculturas. Ya para esa época Botero era reconocido como escultor. En ese momento comienza un largo proceso de siete años para cambiarle el nombre al Museo, eso culmina y en el año 1984 se abre una nueva sala y llega la donación de quince esculturas. En la inauguración de esa sala el Maestro promete que sí el museo realmente crece él quiere dejarle a Medellín todas sus obras, tanto de artistas extranjeros - que él ha ido adquiriendo a lo largo de su vida - como una representación importante de su trabajo artístico. Pasan doce años y, la verdad, aunque de pronto se hablaba del tema, nunca nadie se propone a concretarle. Cuando a mí me entregan en el año 1997 el Museo para ser su directora, yo tengo en mi cabeza la donación Botero, lo llamo, le explico que nuestro propósito es crecer y le pregunto que si todavía está en pie su propuesta. Él no lo piensa ni un segundo, no hace ninguna pregunta ni pone ninguna condición. Con esto quiero significar esa inmensa generosidad del maestro Botero, de una vez dice: "Sí yo doy, y les doy tres colecciones más, una de dibujo, una de pintura y una de escultura; y además les ayudo con un millón de dólares." Con esta propuesta de donación de un hijo de la tierra tan importante yo empecé a trabajar para que el Estado pusiera un museo igualmente importante. En el camino, cuando se empieza a pensar en la renovación arquitectónica del Museo, surge la idea del edificio que estamos ocupando actualmente. Pero el edificio estaba prácticamente oculto entre unas edificaciones que se habían ido dando con el tiempo y que habían tapado por completo la majestuosidad de la fachada. Entonces surge la idea de tumbar media manzana para abrir la fachada del Museo. Cuando él conoce ese propósito, dice que si hay esa plaza él pone diez esculturas, las mismas que finalmente se convierten en 23. Ese es en resumen la llegada de las obras.

B.V.: Háblenos de la importancia de Botero para la ciudad, para Colombia, y para el Museo.

P.V.: Hay varios puntos de vista. Botero es el artista más importante que tiene la historia del arte colombiano, el más reconocido. Comparando su obra con otras, hay cantidades de artistas importantísimos en este país, pero no hay ninguno tan internacional ni tan reconocido universalmente como Botero. Uno puede hablar del él en la China, en Rusia, en Kuwait... en cualquier parte saben quién es. Ningún artista colombiano ha llegado a esos niveles de reconocimiento. Desde el punto de vista del valor de su obra, ya es importante que su país, y especialmente la ciudad donde nace, tenga una muestra de sus obras significativa. Sería un desperdicio no tenerla. Como marca registrada (entre comillas), y altamente posicionada, le viene a la ciudad de perlas usarla porque tenemos una ciudad infortunadamente marcada por una fama que es ganada, a pesar de que todos los antioqueños no somos lo que cree el resto del mundo, nos conocen como la ciudad más violenta del planeta y cuna del narcotráfico. Por primera vez en mucho tiempo Medellín sale en la prensa internacional de una manera impresionante. Por poner algún ejemplo, dos páginas en el New York Times no salen todos los días de Medellín, y salieron por este museo. Sale en todos los periódicos, revistas, programas de televisión más importantes con una noticia positiva. Solamente eso, haciendo una comparación desde el punto de vista económico que gusta tanto, si la Alcaldía de Medellín se hubiera propuesto hacer una campaña para contribuir al mejoramiento de la imagen de la ciudad le habría costado muchísimos más millones de los que le costó hacer una plaza y un museo. Desde ese punto de vista hacia afuera es importante. Hacia adentro: ¿qué necesitamos nosotros los colombianos? Razones de orgullo, motivos que nos despierten sentidos de pertenencia, raíces; que nos sintamos que valemos, que no vale la pena matarnos por la menor discusión, que vale la pena el diálogo en lugar de la muerte... Es decir, desde el punto de vista interno, aunque posiblemente hay personas que aún no han podido entender para qué le sirven unas obras de arte a una ciudad, lo estamos demostrando con hechos en la forma como ha cambiado por ejemplo esta zona que hace apenas una año era un punto donde se expresaban de manera muy triste todas las patologías sociales producto de un país abandonado a suerte como el nuestro y donde actualmente convivimos en paz con esa realidad sin tener que expulsarla.

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