Centre de Cultura Contemporánia de Barcelona,
Nov 09, 2010 - Feb 27, 2011
Barcelona, Spain
El D_efecto barroco
by Joaquín Barriendos
A decir de los curadores de la exposición, su interés por el mito de lo hispano surgió de su comprobación de que éste no sólo fue más engañoso y patético que otros mitos nacional-identitarios como la francofonía, la italianidad o el pangermanismo sino también porque es el único que, según se afirma en el catálogo, perdura en nuestros días gracias a haberse valido de una ‘orientación estética’ que adquirió el grado de política de Estado: lo barroco. “Mientras que en Alemania, Inglaterra o Francia las visiones de la identidad nacional como un ‘destino manifiesto’ en el mundo acabaron […] lo hispano, o la hispanidad, se presenta bajo unas características ‘esencialistas’ tan arraigadas que su permanencia se ha mantenido prácticamente incólume hasta nuestros días”. A la luz del actual reforzamiento del nacional-populismo en Europa (con el Perussuomalaiset-Verdaderos Finlandeses, el Front Nacionalde los Le Pen en Francia, etcétera) y de la continuidad del mesianismo liberal de Obama en Estados Unidos, cuesta mucho trabajo aceptar que la excepcionalidad negativa (el defectuoso estilo cultural y político) de la hispanidad en el abanico de los mitos nacionales y supranacionales derivados del colonialismo, el imperialismo o el capitalismo mercantil se debe a un mayor arraigo de su esencialismo identitario, a su intocada continuidad en el tiempo o a su naturalización de lo barroco como estrategia de supervivencia; elementos sin duda existentes pero insuficientes para convencernos de que hay un único barroco que opera como una metonimia estéril, improductiva y engañosa, útil sólo en la medida en que puede ayudarnos a distinguir y desmontar el mito de lo hispano.
Una mirada a contrapelo que distinga con más acento lo que es lo hispano de lo que es la hispanidad en ambos lados del Atlántico y que no homogenice lo barroco como una totalidad espectacularizante que se expresa con igual signo en Toledo y en Quito nos tienta a pensar lo contrario: que en la actualidad no hay uno sino múltiples mitos sobre lo hispano, los cuales tienen signos diferentes y sirven a intereses contrapuestos, coexisten con otros nacionalismos supuestamente excepcionales (como el mexicano o el francés) y tienen la capacidad de revelarse cuando se le necesita y de ocultarse cuando redundan. Sobre todo, los mitos sobre lo hispano han aprendido a no depender o incluso a ‘secuestrar’ lo barroco para poder lidiar con otros mitos, como la supuesta incompatibilidad entre temperamento español/latinoamericano y el racionalismo político-económico. Hasta 1927 la gongorofobia también fue, hay que recordarlo, política cultural tardo-romántica de estado y actitud intelectual neoclasicista propiamente hispano(americana): el miedo a la falta de claridad y sobriedad, a expresarse con afección como resultado del horror vacui. En este sentido casticismo, españolismo, hispanismo, hispanidad, latinoamericanismo, hispanoamericanismo y otros tantos ismos comparten un territorio ficcional y un programa político de progreso pero no significan lo mismo para todos los Estados nacionales, para todas las elites intelectuales ni para el conjunto de las sociedades que podemos definir como hispanas, ya que para un chicano de Los íngeles y para un catalán de Granollers las políticas de la imagen de lo hispano suponen problemas incomparables.
Joaquín Barriendos
Nota:
1) Gachupín es una expresión despectiva usada en Cuba, Honduras y México para referirse a los españoles asentados en América.
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