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Santiago Reyes








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 04/04/2008
Lugar: Francia
Tema: Entrevista con Santiago Reyes
Entrevistador: Alexis Moreano Banda

LatinArt:  

La cama, la calle y otras ventanas.

Quisiera empezar por pedirte que me cuentes qué te ha motivado a concedernos una entrevista acerca de Sin tí­tulo (Eric et moi dormant) [Sin tí­tulo (Eric y yo durmiendo), en adelante, Eric y yo..., n. del a.), siendo que entre tus obras es ésta precisamente aquella que más comentarios ha suscitado. Es decir, ¿qué crees que tu palabra puede aportar a lo que ya se ha escrito y hablado de este trabajo?

Santiago Reyes:  Bueno, en realidad no he tenido muchas ocasiones de hablar acerca de esta obra fuera del Ecuador, y creo que una entrevista puede ser un modo para que yo mismo aprenda algo más sobre ella. Pero también me gustarí­a, no digamos contestar, pero sí­ al menos comentar algunas cosas que se han dicho sobre la obra. Quisiera por ejemplo decir que no sólo el Municipio [de Cuenca] puede jactarse de tener "principios", y que no me parece legí­timo que los invoque para justificar la censura. También yo tengo "principios", y los tomo muy en cuenta al momento de realizar mis trabajos. En esta obra en particular, todo fue extremadamente medido, porque conozco las particularidades del contexto en el que iba a ser mostrado, y por supuesto porque pienso en el público. Es decir que yo mismo me puse lí­mites para que la obra no fuera "censurable".

LatinArt:  Considerando el peculiar destino que tuvo esta imagen, ¿crees que la representación que tú mismo te haces de tu obra ha cambiado?

Santiago Reyes:  La obra está ligada en buena medida a mi vida personal, a la relación que entonces tení­a con mi pareja, y sólo por eso es ya mucho lo que ha cambiado. Por otro lado, yo concebí­ la obra con la intención de mostrarla en Quito, pero el proyecto no salió y la idea de presentarla en Cuenca me pareció una buena salida, ya que la idea del desplazamiento, de que la obra viaje conmigo, era desde un inicio parte del proyecto. Pero además, como sabes, Cuenca ha sido desde hace algunos años una plaza importante en la lucha por los derechos de la comunidad gay en el Ecuador. Lo cierto es que nunca imaginé que la obra fuera a tener tanta fuerza, ni menos aún que pudieran censurarla, y por eso ni siquiera tení­amos preparada una defensa en el plano jurí­dico. Lo que me da pena es que la obra no pudo tener al final la vida para la que fue pensada. La obra no es la fotografí­a. Es esa imagen colocada en una valla a la vista de un público que sin haber solicitado verla, pueda verse solicitado por ella, ahora mismo o dentro de veinte años. Expuesta únicamente para el público restringido del arte, la obra no cumple su propósito ni expresa realmente su sentido. Ahora bien, la obra existe, aunque haya sufrido un traumatismo. No tuvo la vida que debí­a tener, pero al menos estuvo. La obra de González Torres [Sin tí­tulo (1992) a la que refiere el trabajo de Reyes, n. del ed.] está constantemente expuesta en una valla en Nueva York, y ahí­ sigue cumpliendo su rol, viviendo en la mirada del transeúnte, tal como lo hací­a hace veinte años. La paradoja es que la censura consiguió que se hable de mi obra, pero sólo en su condición de obra de arte, así­ que no le hizo ningún favor.

LatinArt:  Tanto los censores como la mayorí­a de quienes han escrito sobre tu obra han tendido a articular todo el sistema de la representación en torno a tu orientación sexual. De ahí­ que la imagen haya sido frecuentemente interpretada como una declaración afirmativa de tu homosexualidad y reivindicativa de una diferencia (primero sexual y luego de origen). Pero si nos atenemos a lo que efectivamente está presente en la imagen, esta entrada aparece seriamente reductora.

Santiago Reyes:  Es cierto que esa interpretación enmascaró otros niveles y otras temáticas, pero el problema no es tanto que se haya reducido la obra a una representación gay, sino que esa lectura venga acompañ ada de una intención "juzgadora". Es legí­timo que alguien prefiera poner en relieve un aspecto por sobre otros; el problema es juzgar y, más aún, juzgar negativamente, sobretodo cuando ese juicio proviene de las autoridades de la ciudad. Más que juzgar, de hecho, lo que hicieron es dejarse llevar por los prejuicios y prolongarlos, diciendo que estoy representando algo que está mal, que los niños no pueden ver porque es malsano, vicioso, un pecado... Y lo más grave es que en ningún momento se ha cuestionado realmente a la censura ni a los censores que se permitieron juzgar por todos.

LatinArt:  Hablemos de esos otros contenidos que han quedado más bien opacados. Pienso por ejemplo que se ha prestado poca atención al hecho de que la imagen es una fotografí­a, y que además ha sido construida. Eric y tú no están dormidos, sino posando, actuando para la cámara. Ante el objetivo, los cuerpos están dispuestos no para el amor o el descanso, sino para la construcción de un relato. ¿ Qué nos puedes decir acerca de la fabricación de la imagen, de la puesta en escena, de la relación de esta obra con tu trabajo anterior?

Santiago Reyes:  Varias personas me han dicho que el elemento que más les perturbaba era la camiseta amarilla. Alguien en Cuenca decí­a que el color de la camiseta le parecí­a estridente, como violentando la paz de esas sábanas blancas. Me gustaba que se haya destacado esta violencia cromática por encima de la relación con la selección [nacional de fútbol] o con el patriotismo. Pero también ésta no es sino una lectura más entre las muchas que se sobreponen en la imagen, que ella sí­ es una sola. Para algunos la camiseta aparece como si yo estuviera reivindicando mi ecuatorianidad, y para otros es como que mi foto mostrara esta ecuatorianidad en toda su agresividad y mal gusto. En cuanto a cómo esta obra se relaciona con mis trabajos anteriores, hace unos ocho años me hice una foto en la que también estoy en una cama, pero esta vez solo. Estoy mucho más joven, vestido con un pantalón otavaleño azul [pantalón tradicional de los Otavalos, un pueblo indí­gena de la sierra norte ecuatoriana] y una camiseta sin mangas en la que está estampada la Plaza Grande [lugar emblemático de Quito en el que se halla desde tiempos coloniales la sede de la Administración central - hoy la Presidencia de la República]. La foto debí­a servir de cartón de invitación para una exposición que tení­a prevista en Quito, y debí­a publicarse al mismo tiempo como publicidad gratuita en una revista gay de Parí­s.

LatinArt:  Tanto en Eric et moi... como en la imagen que acabas de describir, la fotografí­a no es del todo externa al trabajo preformativo. Algo similar sucede en algunos de tus trabajos recientes, en los que un dibujo viene a guardar la memoria de una actividad que le precede. Cuéntame algo acerca de la función que otorgas en tu trabajo a la imagen fija.

Santiago Reyes:  La principal consideración tiene que ver con el espacio. Hay obras que la fotografí­a no puede traducir ni reproducir sino a lo sumo puede dar idea de un movimiento, pero no de la obra ni del lugar en donde fue realizada. El dibujo vino porque puedo realizarlo directamente en la pared del lugar mismo donde sucedió la acción. La idea no es guardar un registro de la obra, sino que el espectador sepa que sucedió allí­, que ocupó el mismo espacio que ellos. En estos casos la imagen no tiene valor en sí­, sino sólo en relación con la vida que la engendró.

LatinArt:  Tienes otra obra R.E.M. (Romantic Eye Mouvement), presentada por primera vez en 2003, en la que tu cuerpo está inmóvil y sólo vemos a tus ojos moviéndose, agrandados en una pantalla, mientras suenan en la sala unas canciones puñaleras [término popular con el que se denomina genéricamente la exasperación de las penas de amor o el sentimiento de pérdida]. En un momento dado, la canción para y tus ojos cesan de moverse, y es el tiempo mismo que pareciera detenerse. La interrupción del movimiento nos devuelve súbitamente a la realidad, expresada en la rigidez de tu cuerpo inmóvil. También, en uno de tus trabajos más recientes Clément, 23/01/2008, 03h45, dibujas la silueta de su amante en el muro del espacio en el que acaban de tener una relación sexual. Los espectadores no asisten a ninguna de las etapas de la performance, sino que únicamente tienen acceso al dibujo.

Santiago Reyes:  Tengo además une serie de fotos que me hago tomar antes de empezar algunos de mis performances, en las que estoy totalmente inmóvil, en espera de arrancar con la acción. La serie se llama Il va se passer quelque chose ("algo va a suceder"). Hace poco conversaba con alguien acerca de la diferencia entre dibujar y dibujar justo después del orgasmo, en ese lapso de tiempo durante el cual no puedes tener nuevamente una erección. Y bueno, los instantes que preceden a un performance son también momentos en los que yo nunca pudiera tener una erección, porque estoy lleno de nervios, además que ambos son momentos súper privados. Volviendo a la obra de Cuenca, te voy a contar algo que no se conoce, y es que esa foto fue la segunda que hice en un mismo dí­a. En la primera estamos Eric y yo, arrimados a una moto Kawasaki de esas grandotas, que son para sus dueños una especie de prolongación del órgano sexual. Y ya antes habí­a hecho otras fotos en las que también juego con la representación pública de la vida privada. Así­ que por supuesto que se trata de una puesta en escena: escogí­ las sábanas que me parecí­an las adecuadas, hicimos una serie de pruebas, y lógicamente no estábamos durmiendo.

LatinArt:  En cuanto a la referencia a González-Torres en tu imagen, me parece importante señalar que la relación es inevitable pero no inmediata. Para ver la cama vací­a, se debe primero hacer abstracción de la pareja. De modo que la referencia llega ya trabajada por el relato propio de tu foto. Volviendo a los elementos que efectivamente componen tu imagen, y de los que apenas se ha hablado, me llama también la atención que es Eric quien te tiene del brazo, y no lo contrario. También está el hecho de que tanto la lámpara como el colchón están en el piso, lo cual, más que señalar un modo de vida digamos "informal", me parece que materializa la relación, que la sitúa en la tierra, allí­ donde la cama de González-Torres es casi etérea. La suya es además una cama de hotel, un no-lugar según la definición de Marc Augé, mientras que la tuya nos devuelve a la realidad del espacio habitado. También encuentro interesante la posición incierta de los cuerpos bajo las sábanas. Pareciera que una de tus piernas toca a Eric, y que él la agarra con las suyas haciendo tenaza, pero todo esto queda en la especulación. Lo cierto es que si la foto hace pública una parte de tu intimidad, lo que sucede bajo las sábanas no abandona el registro de lo privado. Por último, mientras que la posición de Eric es manifiestamente la de un hombre que duerme, la tuya puede dar también a pensar en la de un cuerpo ya sin vida.

Santiago Reyes:  En realidad, con esta obra yo estaba haciendo un homenaje a mi historia con Eric. Creo que habí­a algo de performático también en haberle pedido a él que participe, y que ese algo sin duda es del orden de la muerte, de una historia que termina. Tiene razón Marí­a Fernanda Cartagena [en Flujos globales prejuicios locales: la censura de la imagen por todos los medios n. del ed .] cuando dice que más que hacer una referencia a González- Torres, yo habito la situación que esa obra describe, me reapropio del espacio que él dispuso y dejó vací­o. Es una escena de vida compartida, no sólo de un encuentro amoroso. Es de alguna manera una mezcla a justas medidas de realidad documentada y ficción, suponiendo que se la ficción y la realidad pudieran separarse - de lo que no estoy seguro. Lógicamente, el azar también ha jugado su parte en la construcción de la imagen. Yo creo mucho en el azar, aunque siempre trato de atender a las distintas capas que se sobreponen, no sólo conceptuales sino sobretodo formales, porque éstas son las que nos dan una primera comprensión de la obra, antes aún de saber exactamente qué es lo que uno esta viendo. En este sentido, también el trabajo de la luz es interesante: para tomar la foto combiné la luz natural con un flash para hacer aparecer todo aún más artificial. Tomamos varias fotos, y para cada una variamos los gestos e improvisamos nuestras posiciones bajo la sábana, guiándonos sólo por el sonido del flash. Luego de todas las fotos tomadas, elegí­ una, tal como un director de teatro o de cine escoge el plano que mejor le sirve.




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