El último día del taller la jornada se dividió en dos momentos para compartir sobre experiencias vinculadas con el sexo y la ciudad y por otro lado para elaborar breves proyectos. Un grupo compuso una canción, otro dibujó un mapa de la ciudad y escribió frases vinculando al imaginario de Quito con el sexo, otro dibujó cómics y seleccionó fotos… Así cerró la propuesta y dejó abiertas algunas reflexiones.

Para Motta promover el taller en Quito, tomando en cuenta que en Guatemala no se llegó a desarrollar, fue la posibilidad de poner por primera vez en práctica el ejercicio de mapear la ciudad desde las sexualidades. Al ser su primer contacto con Quito, el artista se respaldó en los participante, con el fin de evitar una imposición artificial en su relación con la ciudad. Y, tanto él como algunos de los participantes coincidieron en que habría sido necesario contar con más tiempo para profundizar en los resultados de las investigaciones.

Sobre los tiempos del taller y a manera de balance, Juan Pablo Viteri, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, comenta: “La ciudad es un espacio extremadamente complejo y dinámico y las relaciones personales de cada individuo con este espacio son diversas, casi infinitas. Por esto, realizar un mapeo de la ciudad en tan solo dos días resultaba imposible, una tarea así requeriría un trabajo exhaustivo y riguroso que finalmente siempre quedaría incompleta. Por esto, en la medida que se desarrolló el taller, antes que el objetivo propuesto de generar un mapa, el compartir y reflexionar sobre las relaciones que cada miembro del taller ha logrado negociar con la ciudad desde su experiencia corporal fue revelador. Estos diálogos experiencias y experimentos me dejaron ver las múltiples estrategias de habitar el espacio público desde el cuerpo y, a pesar de que las experiencias eran distintas y particulares, todas coincidían en una cosa: el uso del espacio público es siempre un juego de poder en donde el individúo desde su cuerpo debe reclamar, negociar o generar una estrategia para habitar y apropiarse del espacio”.

Para algunos participantes también fue compleja la metodología abierta, ya que esperaban que Motta comparta directrices más directas y relacionadas con su obra. Aquí chocaron los imaginarios y expectativas de los participantes sobre el tipo de taller que dirigiría el artista, pero también se manifestó la necesidad de una mediación más pronunciada durante el proceso. Pese a eso, como sostiene Paola Rodas, profesora de la Universidad San Francisco de Quito, fue “refrescante posicionarse desde lo queer y tener estos espacios de diálogo”.

Algunos de los participantes continúan trabajando en proyectos vinculados con las temáticas de sus grupos. Además, fue interesante la manera en que el taller se convirtió en un sitio donde se formaron amistades y se encontraron intereses comunes. Pensar en la ciudad desde un mapa sexual es un desafío que propone cambiar los paradigmas que establecen las formas de entender el espacio urbano y abre la posibilidad de ocupar el espacio público con conciencia sobre sus connotaciones sexuales, las relaciones que se generan entre ciudadanos y el potencial creativo para hallar formas de representación.

NOTAS:

1) http://carlosmotta.com/project/petite-mort-recollections-of-a-queer-public-2011.