En su presentación Werthein explicó que el disparador de su intervención fue la condición migrante y el epicentro para su trabajo de campo la valla fronteriza y las prácticas que se desarrollan en sus alrededores. Su propuesta se concentró en el drama humano de los migrantes que, a pesar de la miseria, insalubridad y enfermedad, guardan fuerzas para tratar a toda costa de escalar este paredón de la muerte. Todo esto sumado al estado de vigilia y extenuantes caminatas nocturnas de huí­da que deben emprender si logran dar el Brinco (en lenguaje coloquial) y seguir la peligrosa ruta con serpientes, tarántulas y acantilados para ser rescatados. Es a partir de esta realidad que Werthein desarrolla y diseña Brinco, una lí­nea de calzado deportivo que entregó gratuitamente a los migrantes para su cruzada, y que a la par, fue colocada a la venta en una boutique chic de ediciones limitadas de sneakers en San Diego, iniciando una red de distribución y consumo de esta mercancí­a.

A través de la inserción en la esfera pública de este producto, Werthein tiende una lí­nea que comenta sobre la brecha que separa a los usuarios en términos sociales, culturales y económicos. Por un lado los migrantes y por otro los consumidores de moda y arte. Su intervención es radical en la medida en que está destinada a develar subjetividades opuestas constituidas espacialmente con relación a la frontera, que entran en conflicto y configuran deseos, sueños, consumos o tareas. Así­, las diferencias se manifiestan en la planificada y ordenada San Diego que mantiene su distancia, como si se tratara de dar las espaldas, ante la avanzada de los precarios asentamientos de Tijuana. También las tareas emprendidas por la artista se dividieron en términos geopolí­ticos, la compañí­a Brinco se asentó en San Diego donde la artista investigaba todo lo relacionado con el desarrollo del diseño y producto, mientras que Tijuana se constituyó en su laboratorio social, donde se reuní­a con antropólogos y migrantes.

Esta intervención aviva sobre todo discusiones éticas, polí­ticas y económicas que se inflaman cuando el poder del mercado, el mundo del arte y la realidad de los subalternos se entretejen para señalar niveles de complicidad. Todas las etapas de producción, circulación, consumo y apropiación del calzado alumbran la crudeza en los flujos monetarios y migratorios, la manufactura global de mercancí­as, el consumo y la moda frente a la fragilidad, desamparo y estrategias de supervivencia de la condición subalterna. Brinco, como muchas de las marcas exclusivas, fue elaborada por maquiladoras, en este caso en China y su diseño amalgama irónicamente sí­mbolos nacionales, militares, religiosos, deportivos y contiene un kit de salvamento (mapas para el cruce, linterna, analgésico, bolsillo secreto para el dinero).

A continuación una entrevista con Werthein sobre los entr

Judi Werthein:  Esto no es así­. Mi intervención es minúscula. Hay un millón y medio de personas que cruzan ilegalmente por año y esto está totalmente fuera de mi control, no es algo que yo genero o no genero, es algo que pasa y que pasó siempre, y lo único que yo hago con la intervención es resaltar una situación crí­tica que merece cierta reflexión por ambas partes y la expongo como un conflicto. A partir de

LatinArt:  ¿Cómo fuiste delineando la investigación?

Judi Werthein:  Fui varias veces a Tijuana a perderme por las calles, hablar con la gente, mezclarme un poco en el tejido social, y después lo mismo en San Diego. Traté de mezclarme con la gente y a partir de ahí­ empecé a estar al tanto de una cantidad de fricciones que sucedí­an en diferentes grupos tanto de un lado como del otro, y luego empecé a decidir en qué me interesaba intervenir y trabajar. Me pareció que el tema del emigrante era un tema clave, no sólo en la frontera sino en el mundo

LatinArt:  ¿Hubo un equipo de trabajo?

Judi Werthein:  Sí­, un equipo curatorial y otro de producción

LatinArt:  ¿Hubo alteraciones desde la concepción hasta la realización del proyecto?

Judi Werthein:  Muchas. Por ejemplo, en el propio diseño del objeto. Muchas veces no me entendí­an, por un problema de idioma. Mandaba los dibujos en inglés y desde China me los mandaban en el color que ellos interpretaban. Era un problema de comunicación, ellos hablaban muy poco inglés y, de traducción en traducción, lo que llegaba a la fábrica en China era como un teléfono roto. Finalmente fui a China y ahí­ se decidieron un montón de cosas.

LatinArt:  Al estar trabajando en toda esta situación de riesgo y miseria, ¿te sentiste expuesta en algún momento, en qué sentido?

Judi Werthein:  Al principio si, no sabí­a dónde me estaba metiendo. Anduve en lugares muy marginales con gente muy desesperada, emigrantes que habí­an sido deportados varias veces y que quedan varados en una zanja, viviendo en las peores condiciones. Hoy los emigrantes me llaman por mi nombre, charlamos, son muy buena onda.

LatinArt:  ¿Quiénes han sido o son los potenciales consumidores de Brinco en San Diego?

Judi Werthein:  Coleccionistas, museos y luego también mucha gente que colecciona zapatillas lindas y exóticas de edición limitada. Estas personas tienen colecciones de hasta quinientos pares. Por esto el diseño era importante, tení­a que responder al objeto de deseo estadounidense y a una función utilitaria del emigrante cuando cruza. Esos eran los dos objetivos

LatinArt:  ¿Cómo enfrenta Brinco la comercialización de la otredad que el mundo de la moda suele promover? ¿Se inserta dentro de ese mundo?

Judi Werthein:  No, no me inserto dentro de ese mundo. Utilizo ciertos elementos de la moda para desarrollar una obra, es al revés. Tomo cosas, como lo que implica diseñar una zapatilla, y aprendo de eso. Es una excusa propia para hacer una obra. No uso el mundo de la moda en absoluto. El mundo de la moda lo absorbe solo, el momento en el que trato de hacer un objeto que sea de deseo, que marca cierto status. Las zapatillas en la cultura estadounidense significan muchas cosas.

LatinArt:  En la boutique, ¿tení­a peso la realidad de los emigrantes para la compra de las zapatillas o era más una selección estética?

Judi Werthein:  Tení­a mucho peso la historia con los emigrantes. La gente dudaba si comprarlas o no, si era correcto o no lo que estaban haciendo. Muchos cuestionamientos morales, porque estaban expuestas de tal forma que se explicaba todo el proceso. Para la gente era algo emocionante, las querí­an, les parecí­a muy interesante, les parecí­a un statement polí­tico. Otros las coleccionan como obra de arte y otros porque las usan y les parece cool, entendiendo muchos significados al mismo tiempo, o sea muchos de los niveles de su contenido.

LatinArt:  La intervención denuncia varios mecanismos perversos como la maquila, el Brinco, el consumismo. ¿Has pensado en alguna estrategia de continuidad o seguimiento

Judi Werthein:  Voy filmando en video todo el proceso. La distribución y todo lo que pasó, y lo que está pasando en la calle. Estoy armando un documental que voy a terminar para noviembre en donde se explica toda la intervención, se ven el seguimiento y los emigrantes contando muchas historias. Entrevisté a muchos emigrantes antes de realizar la zapatilla.

LatinArt:  ¿Qué reflexión propondrí­as sobre la diferencia entre la representación y la intervención como modos de abordar la problemática de los desposeí­dos?

Judi Werthein:  Realicé retratos de todos los emigrantes a quienes les di las zapatillas y también de los coleccionistas que compraron en su colección y con las zapatillas puestas. Estoy trabajando con los dos extremos de la pirámide social, con el más alto estadounidense y con el más bajo mexicano. La documentación es complementaria y parte de la intervención que se va ramificando en diferentes formas.

La representación es una construcción de imágenes que, como bien dice la palabra, representa algo. Que representa no quiere decir que presenta algo sino que es una ficción basada en una realidad. La intervención es actuar directamente sobre la realidad, el contacto es totalmente directo. El rato que yo le doy las zapatillas al emigrante, no hay un observador, es un hecho real que está pasando, él se pone los zapatos. La representación es la necesidad de crear una imagen, para un mercado, mientras que la intervención actúa dentro de la realidad. No la saca del contexto y la coloca en una galerí­a blanca. Es una acción real, que existe.

LatinArt:  ¿En qué estado se encuentra el proyecto y cómo continuará?

Judi Werthein:  Se siguen distribuyendo las zapatillas en los negocios. Hoy hay un negocio de Los íngeles que quiere tenerlas, otro en Nueva York y acá en Buenos Aires también. Estoy desarrollando el sitio Web de Brinco donde se indicará los sitios donde se venden. Realizaré la cuarta distribución próximamente.

LatinArt:  ¿Lo más gratificante?

Judi Werthein:  Lo mejor que me llevo es la gente que conocí­ y con la cual me pude comunicar, y esto pasó con los emigrantes y con las asociaciones de ayuda a los emigrantes. También se abrieron diálogos con el mundo académico, con antropólogos y sociólogos de México. Mucha gente se me acercó y fue muy generosa, siempre me recibieron muy bien.