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artista presente
Miguel Angel Rí­os








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 15/03/2003
Lugar: E.U.A.
Tema: Entrevista con Miguel Angel Ríos
Entrevistador: Raúl Zamudio

LatinArt:  ¿Podrí­a referirse a su última obra en video?

Miguel Angel Rí­os:  Mi proyecto más reciente, que se exhibirá en la ciudad de Nueva York durante el mes de abril (2003), titulado Ni me busques... No me encuentras, es una proyección en formato DVD de tres canales y sus aspectos formales abarcan numerosas áreas, entre las que se incluye la arquitectura de la galerí­a, y puede considerarse una instalación antes que una proyección en sentido estricto. No obstante, existe una dimensión cinemática en la obra. Un aspecto que me interesa es el intermedio, el espacio intersticial entre el cine y la instalación. De hecho, quisiera aclarar que el video que aparecerá en LatinArt.com no es un video con tres imágenes, sino tres proyecciones independientes que se sincronizan. Algunos de los elementos que integran la obra son un grupo de música folklórica mexicana, también hay una casa que construí­ especialmente y que aparece dividida por la mitad, y por primera vez utilicé un doble. El componente de audio también es muy importante en la obra. En esta proyección de tres canales se manifiesta una exploración temática del paisaje y las posibilidades fenomenológicas donde puedo utilizar el elemento visual, es decir el óptico, y orientar la obra en diferentes direcciones. Esta pieza transita zonas donde el cuerpo se incorpora a la experiencia de trabajo.

LatinArt:  ¿De verdad utilizó un doble? ¿Y dónde lo encontró?

Miguel Angel Rí­os:  Es una historia muy divertida, una verdadera obra de arte. Alquilé uno de esos autos que hay en México con un altoparlante en el techo para transmitir información sonora al ir avanzando. Recorrí­ un pueblito en San Luis Potosí­ próximo al desierto donde rodé el video y mientras iba manejando anuncié: "El artista Miguel íngel Rí­os de México y Nueva York está preparando una pelí­cula sobre el peyote y busca un doble que se parezca a él y que tenga la misma edad, la misma altura, el mismo peso y el mismo color de ojos y de pelo. Si usted cumple con estos requisitos, preséntese en el Hotel Estancia para una audición. Se le pagará muy bien por sus servicios". Aparecieron unas diez personas. Algunos de los potenciales Miguel íngel Rí­os estaban borrachos.

LatinArt:  Luego de un recorrido por sus obras en video, no pude evitar la sensación de que su trabajo previo con mapas es, en cierto modo, parte de éste. ¿Se trata de algo inconsciente o intencional?

Miguel Angel Rí­os:  Podrí­a existir una relación formal ya que los mapas aluden a representaciones que, en su mayorí­a, eran imaginarias. Si lo pensamos bien, esos mapas son reconfiguraciones de cartografí­a del Nuevo Mundo realizadas por los europeos. En tanto la geografí­a que los europeos representaban se basaba parcialmente en conjeturas, la relación entre mi obra en video y los mapas consiste en que ahora me incluyo en ellos para crear un simulacro de algo natural; un intento de crear un sentido de lo artificial mediante lo real. En otras palabras, ahora que transito las tierras delineadas en la antiguedad, descubro hasta qué punto son irreales debido a su embriagadora belleza.

LatinArt:  ¿Existe también una relación conceptual entre los mapas y su obra en video?

Miguel Angel Rí­os:  Existe un ví­nculo cartesiano en el hecho de que intento fracturar dicotomí­as y espacio en ambas instancias. En mis obras en video busco problematizar la noción de confianza que depositamos en la tecnologí­a como fuente de certeza. Se trata de un antiguo problema filosófico. Hoy en dí­a este problema sigue vigente, pero ahora disponemos de tecnologí­a que puede ayudarnos a descifrar así­ como también a construir la realidad. Del mismo modo que, supongo, los mapas creados por cartógrafos del Viejo Mundo eran intentos por representar tierras con las que no estaban completamente familiarizados y, sin embargo, recurrí­an a los instrumentos cientí­ficos y confiaban en tales instrumentos para su búsqueda de la "verdad objetiva". Y sabemos que, en algunos casos, sus conclusiones distaban bastante de ser ciertas.

LatinArt:  Mi siguiente pregunta se relaciona con el concepto que acaba de enunciar. ¿Cuando comenzó a alejarse de sus mapas?

Miguel Angel Rí­os:  De hecho, la primera de mis obras que se apartó de los mapas fue un trabajo de audio titulado Toloache, Mapas mentales. Lo presenté por primera vez en la Bienal de La Habana en 2000. Consistí­a en una especie de choza que el espectador debí­a recorrer; el interior estaba tan oscuro que era imposible ver la propia cara. Allí­ adentro se escuchaba una banda sonora con la voz de un chaman o curandera que pronunciaba encantamientos en mazateco y en español, el primero es una lengua aborigen mexicana. Realicé la grabación en Huatla, México donde participé de una sanación que se llevaba a cabo mediante la ingestión de alucinógenos. No existí­a ninguna relación con la etnografí­a, era un intento por subvertir el sentido de la vista que jugaba un papel preponderante para el modernismo. Por este motivo, se ingresa visualmente en la estructura, pero la obra es en realidad una experiencia auditiva que oblitera la visión.

LatinArt:  Recuerdo haber visto algo así­ con el mismo tí­tulo en el evento Cinco continentes y una ciudad en México D.F. en 2000.

Miguel Angel Rí­os:  Esa era otra pieza relacionada con mis primeros trabajos y también se llamaba Toloache. Era una instalación de video y audio donde existí­a también una dimensión arquitectónica. El elemento arquitectónico consistí­a en crear un declive en el piso de un rincón de la sala, a semejanza de Vito Acconci en Seedbed. De hecho, la mayor parte de mi obra contiene esta clase de referencias artí­sticas históricas. Sobre las cuatro paredes de la sala habí­a fotografí­as plegadas de mis manos en el acto de gesticular, que formaban un friso, y la banda sonora era un cántico sanador en Náhuatl. Todos estos elementos combinados creaban una sensación de vértigo; la mayorí­a de las personas que experimentó la obra llegó a sentirse levemente desorientada.

LatinArt:  Y con respecto a las locaciones, ¿dónde ha filmado su obra?

Miguel Angel Rí­os:  Filmé mi última obra titulada Ni me busques... No me encuentras en el desierto de San Luis Potosí­, México. También trabajé en Tepoztlan con personas que hacen girar trompos. Existe una sólida tradición vernácula en México respecto del juego del trompo. Filmé a alrededor de 30 jugadores que se dedican a este deporte mientras hací­an girar trompos negros sobre una grilla blanca con hipnotizadora violencia; esta obra se llama ’Til Death [A muerte] (2002). La grilla, como sabrá, ha sido una parte importante del modernismo ejemplificada en la obra de Mondrian, Malevich y otros artistas. Me propuse crear una tensión entre una tradición vernácula y el modernismo, entre lo regional y lo cosmopolita, y entre la periferia y el centro. Mi próximo proyecto se rodará en México y Perú, especialmente en las alturas de los Andes, donde se consume el cactus de San Pedro, que produce la sensación de estar volando.

LatinArt:  ¿Podrí­amos decir que el consumo de drogas también ha formado parte de su obra?

Miguel Angel Rí­os:  Estoy interesado en algo que llamo epistemologí­as alternativas.

LatinArt:  ¿Ha pensado que quizás se encuentre expandiendo los lí­mites por medios un tanto peligrosos cuando recurre a drogas?

Miguel Angel Rí­os:  Lo único que he hecho y que podrí­a considerarse irresponsable es que en una ocasión propuse a todo mi equipo de filmación que tomara alucinógenos junto conmigo bajo supervisión de un chaman. No los obligué, pero ellos, como técnicos, tení­an interés por encontrar el modo de atrapar aquello que yo querí­a conceptualizar y concretar en la obra. Hubo numerosos artistas que exploraron el potencial creativo de los estimulantes. Algunos de los que recuerdo son Caravaggio y su afición por la bebida, o Degas y su consumo de ajenjo, otros artistas del siglo XIX y su adicción al laudano y los narcóticos, o Blake, etc. La diferencia con mi consumo de estimulantes radica en que estas sustancias forman parte de una estrategia artí­stica y, al mismo tiempo, polí­tica. Es polí­tica en el sentido de que los alucinógenos que utilizo son parte de las tradiciones aborí­genes mexicanas. Estas tradiciones se encuentran segregadas, no debido a que sean ilegales sino porque se las asocia con la periferia social. En otras palabras, la cocaí­na, la heroí­na y las drogas sintéticas están de moda en las ciudades y son altamente adictivas y destructivas; en estos momentos me interesan los estimulantes por sus posibilidades filosóficas y aquellos que utilizo son naturales, no sintéticos. Todo esto podrí­a cambiar mañana y quizá nunca más vuelva a utilizarlos.

LatinArt:  ¿De qué manera concibe su obra? ¿Tal como los videastas que comienzan por un guión?

Miguel Angel Rí­os:  Tengo una idea especí­fica y decido el lugar donde deseo filmar, luego elaboro el guión. Sin embargo, antes de formular el plan visito la locación e intento interiorizarme de sus contextos sociales, culturales y fí­sicos. En esta etapa inicial siempre tengo en cuenta las ideas que me propongo transmitir. Pero también pueden producirse cambios en esta etapa. En la mayorí­a de los casos, los conceptos perduran...generalmente. Mi última obra atravesó por varios cambios, pero mi inspiración inicial, tanto intuitiva como más elaborada, se transformó y materializó en algo que me resulta más natural. De hecho, tení­a listo el guión de Ni me busques... No me encuentras cuando advertí­ que habí­a asumido una posición demasiado racional y lógica en tanto que la obra se resistí­a a ello. Habí­a comenzado a tomar vida propia. Esta forma de trabajar me resultó renovadora, aunque también fue un desafí­o porque la apuesta era de mayor nivel. A diferencia de un pintor, que puede raspar el lienzo si algo no resulta satisfactorio, la decisión de realizar revisiones de trabajos en video puede ser costosa.

Raúl Zamudio es historiador de arte, crí­tico y curador independiente. Reside en Nueva York.




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