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Neoreliquias


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Ginger & Fred by Einar and Jamex       De La Torre
Ginger & Fred

Los Tesículos de Dios (The testicles of God) by Einar and Jamex       De La Torre
Los Tesículos de Dios

Orgullo (Pride) by Einar and Jamex       De La Torre
Orgullo

Euro Virus by Einar and Jamex       De La Torre
Euro Virus




Euro Virus by Einar and Jamex       De La Torre

Museo de las Artes, Universidad de Guadalajara,
31/01/2002 - 31/03/2002
Guadalajara, Jalisco, Mexico

¿Disolución estética? El singular caso del "Dúo Somos Uno" en el que la suma de dos cerebros pensantes es mayor a un corazón sangrante
por Felipe Ehrenberg

Los de la Torre son, como lo fue en su momento el ajedrecista francés, dos soberbios heterodoxos retadores. Téngame paciencia, señor juez... los acusados no están bastardizando nada, mucho menos a las artes. Su obra es fuerte y valiente (miren ustedes, que trabajar el vidrio no es cualquier baba de perico); su indudable elegancia la eleva muy por encima de las frivolidades que insisten en defender ciertos directores de museos y los curadores que los acompañan. En cada una de sus obras, sin siquiera proponérselo, Einar y Jamex cuestionan seriamente lo que se estila en las palaciegas salas de nuestras dos mayores ciudades (que como bien sabemos, bailan al son de lo que les chifle La Capital). Los Sumos Sacerdotes que en ellas ofician podrán decir misa: "Son groseros, son vulgares, son... (vean cómo fruncen sus naricitas... son de ¡mal gusto!"

Cada uno en su mundo y ambos en un mismo universo, nuestros dos ciudadanos han llevado a extremis (como diría Espinoza de los Monteros), aquella libertad creativa redescubierta por Marcel Duchamp, el gran iconoclasta, de plano el primero en alejarse del plano. Y de lo cuadrado. No solo esto, los dos que son uno han alimentado su espíritu estético-libertario con la fuerza y el arrojo de nuestros muy contemporáneos artesanos urbano - ambulantes cuyas ingeniosas creaciones cotidianas se dirigen al transeúnte. Recordemos que la intención del arte ¡de todas las artes! fue siempre la de conmover al prójimo, de dialogar con los contemporáneos, de ofrecer artificios capaces de conducirnos, aún a los menos conocedores, de la contemplación a la meditación y de ahí al día siguiente.

Habrá que reforzar la afirmación. Los de la Torre están perfectamente al tanto de lo que están produciendo otros artistas de alto calibre, en México, en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. No estoy para decirlo ni ustedes para oírlo, señores del jurado, pero estas dos personas que son hermanos y que llevan ya mucho, pero mucho tiempo chamb... disculpen, trabajando y produciendo, son gente de vasta cultura. Las pistas de su enorme erudición están en los títulos de sus exhibiciones: El problema mexicano, Anacronista, Neo-reliquias, Ácido folklórico, ¡Marlboro Country! Estudien además los títulos de todas y cada una de sus obras con sumo cuidado. No duden ni por un instante que ambos saben lo que es arte naif, neo-dadá, primitivismo, multiculturanismo y por supuesto, posmodernismo. Tanto Einar como Jamex se mueven con singular destreza en la tierra-de-nadie que media entre la cultura popular y el arte de masas. Cada uno sabe perfectamente bien, además, lo que está en juego cuando se confrontan conceptos como pluralismo, apropiación y eso que llamamos mainstream (confío que haya al menos unos cuantos entre el respetable jurado que reconozcan estos términos). Del diálogo constante entre estos dos creadores surge el unísono. Moviéndose de un lado para el otro de la esponjosa frontera que nos une con "Aquellos, los primos", viviendo al mismo tiempo en Ensenada y San Diego, díganme si no conocerá Jamex al centavo las mutaciones que ha sufrido el concepto de regionalismo en las últimas cuatro décadas. Observen sus obras aquí exhibidas. Vean con cuanta precisión le apuestan estos cuatro ojos y dos cerebros a lo glocal, este extraño vocablo que describe en un aliento las consecuencias globalizables de lo local. Si entre aquellos artistas que habitan el esponjoso territorio de la fronteridad, hay alguno que sepa caminar la cuerda floja entre el Los Angeles Look, lo chicano y por supuesto, el kitsch, es el "Dúo Somos Uno" de la Torre.



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