Pontevedra Art Biennial,
13/07/2006 - 03/09/2006
Pontevedra, Spain
Bienal de Arte de Pontevedra. La huida de un escenario figurado
por David Barro
Pero sobre todo, esta Bienal trata de capturar un virtual e imaginado umbral que semeja más difuso que nunca. En este sentido funciona la pintura de Din Matamoro que se expresa en forma de destello capaz de adelgazarlo todo, de extenuar la figura a partir de una luz fragmentaria que guarda, definitivamente, cualquier imagen en la retina. Así, muda la película mental de cada espectador que, al coquetear con ese abismo con forma de exagerada expresión lumínica, entenderá que básicamente las intenciones de Matamoro no son otras que las de condensar la vida en un encuadre desvaneciendo cada contorno. Moverse en ese preciso instante donde el tiempo se pliega, como en las blancas geografías proyectadas por Marco Maggi. Ese tiempo con forma de bisagra nos desorienta, jugando con la falta de lugar, con ese misterio mental irresoluble. Los dibujos sobre papel de fumar de Ricardo Lanzarini podrían actuar de tímidas metáforas de ese viaje frágil, de este universo imaginado capaz de congelar un tiempo que nunca será tan ‘realí como pretendemos.
En esta edición de la Bienal de Pontevedra destacan obras como las de Marina De Caro, que borda a mano un paraíso imaginado capaz de envolver al espectador; Eduardo Basualdo, que nos cuenta un cuento a partir de una instalación-performance que proyecta las sombras exiliadas de una maqueta fantasmagórica; o Diego Santomé, que reflexiona sobre la banalidad de un viaje de crucero. Todo a partir de una frontera imaginaria que puede significarse en la imposibilidad absoluta, algo que expresa con música de violín un Carlos Rial que nos tiene acostumbrados a algo más rotundo, pero que aquí resuelve imaginando, como todo el sentido de la Bienal.
Al fin y al cabo, todo se mueve a partir de la afirmación de las diferencias que comporta la afirmación de la libertad: la libertad de pensamiento y del imaginar, la libertad de opinión y de acción desde el propio lugar; premisas que la comisaria a tomado como vitales a la hora de formalizar su discurso. Así, en su texto reclama el status de cada obra como presencia y como agente y no tanto como interpretación: "En esta Bienal, las preguntas exploradas son: ¿Cómo se construye esta obra en el marco de su poética y su localidad? Y más aún: ¿Qué desea o quiere esta obra?, y ¿qué nos dice de nosotros mismos? como señala su comisaria en el catálogo.
Todo un combate melancólico, como la mirada del tío de la artista Ana Gallardo que hace 52 años dejó Granada para nunca volver -la experiencia de los paisajes registrados por la artista reflejados en la fija mirada de su tío Eduardo nos habla de que en un viaje siempre dejamos muchas cosas-; pero también, la ficción futbolística que aquí propone Sebastián Gordín, la borrosidad de las fotografías de Vari Caramés, la doble nacionalidad metafórica propuesta por Patricio Larrambebere o el culto performático de Judi Werthein. Así es la red que teje este discurso migratorio, más traslúcida que la fluorescente red de rosarios que instala Daniel Joglar, pero igual de luminosa para quien vive el tiempo de la distancia como oscuridad permanente.
Link: Bienal de Pontevedra
|
