Pontevedra Art Biennial,
13/07/2006 - 03/09/2006
Pontevedra, Spain
Bienal de Arte de Pontevedra. La huida de un escenario figurado
por David Barro
Seguramente tiene razón Paul Virilio cuando advierte el sentido de una historia que vendría a estrellarse contra una imposibilidad, contra el accidente general, aquel que impacta contra la barrera del tiempo para ralentizar el ritmo y hacernos retroceder. Virilio señala que no hay ganancia sin pérdida; no hay adquisición tecnológica sin pérdida en el nivel del ser vivo, de lo vital. Es el comienzo del hombre prótesis, ese hecho a medida de intereses concretos. Así, antes de comenzar a escribir sobre una bienal cualquiera, debiéramos reflexionar sobre si en este mundo plagado de bienales, que, sin duda, son para el arte lo que los Juegos Olímpicos son para el deporte, tiene sentido una bienal más, en este caso la de Pontevedra. Hace unos años, a propósito de la Bienal de Pontevedra, no tuve dudas en afirmar que sí, aunque con matices. Intentar que una ciudad como Pontevedra compita en presupuestos con otras ciudades que albergan eventos de vocación megalómana como son habitualmente las bienales sería una osadía. También el justificarla como estrategia turística, ya que no es una cita concebida con alardes mediáticos. Me preguntaba así, ¿cuáles pueden ser los sentidos de una bienal como ésta?: En primer lugar, dar continuidad a una tradición "ésta es la vigésimo novena edición", pero, sobre todo, dar sentido a una ciudad que, a pesar de contar con la única Facultad de Bellas Artes de Galicia y alrededores, camina de espaldas al arte contemporáneo desde hace bastantes años. Porque las bienales de poco sirven sino logran exteriorizar una presencia, la de la ciudad donde se integran o insertan. Y es en este punto donde aprecio el interés de una Bienal de Pontevedra que lleva años mostrando un buen nivel expositivo, con el condicionante que todavía no ha sabido tejer una relación de complicidad con el entorno artístico más próximo. En la edición anterior, que versaba sobre la idea de viaje y fue comisariada por Miguel von Hafe Pérez y David G. Torres, un texto introductorio decía lo siguiente: "incluso sin moverse, el artista contemporáneo es un nómada por excelencia". De ahí, la apertura geográfica o ruptura de fronteras y la extensión temática hacia el viaje interior, el del pensamiento; también, el título genérico En el principio era el viaje y un discurso que conscientemente avanzaba desde los laterales como alternativa a la fascinación predominante por el centro. Prácticamente todos los artistas podían justificarse por el sentido abierto de la muestra lo que dispersaba un tanto la propuesta, al contrario que esta última edición de la Bienal, que se envuelve en un tema también generoso en sus límites aunque más moderado y concreto en su formalización. Más breve que nunca, la muestra funciona, en parte porque no busca una espectacularización de los recursos, porque no es nada pretenciosa y, sobre todo, porque consigue relacionar una nómina lo suficientemente amplia de artistas jóvenes no usuales en este tipo de eventos canonizadores.
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