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Touch of Evil


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Estación Tijuana ,
27/08/2005 - 25/09/2005
Tijuana, Mexico

Touch of Evil a Estación Tijuana
por Rubén Bonet

Si Tijuana es una de las esquinas de México, la más candente, Estación Tijuana se encuentra en la esquina de la esquina, en la colonia Federal. Las ventanas traseras del edificio de este espacio dan sobre la garita fronteriza entre Tijuana y San Ysidro. La "calle" que se atisba desde ahí son los carriles de entrada a México desde Estados Unidos, todo un performance visual sin parámetro conocido.

En tan simbólico y trepidante lugar tiene su amplísimo taller el artista tijuanense Marcos Ramírez, Erre, que también funge como espacio de exhibiciones independiente, sin ánimo de lucro, donde se inauguró el 27 de agosto óel mismo día que inSITE 05 (un acto de rebeldía)ó la muestra colectiva Touch of Evil, título alusivo a una película de Orson Welles ambientada en Tijuana que se proyectó sobre una de las paredes de la terraza.

Pocos lugares en el mundo están cargados de tantas connotaciones simbólicas como Tijuana, como ciudad bastarda hija del vicio y el crimen estadounidense, y por su calidad fronteriza actual: frontera de fronteras, la más transitada óy probablemente conflictivaó del mundo. Evitar esa particularidad a la hora de representar la identidad del cónclave sería imposible, ignorarla absurdo, puesto que la cualidad fronteriza está presente no sólo como ideario colectivo, sino como realidad palpable y cotidiana, siempre abierta a lecturas insólitas.

En este contexto, Erre invitó a seis artistas, tres mujeres, tres hombres, a participar con una pieza "específica" (Tijuana como realidad a explorar) para esta exhibición, donde cada uno de los invitados no sólo eligió la pieza a exponer sino que además la produjo y trajo hasta aquí. De esas invitaciones en las que te invitan pero sabes que pagarás tus chelas y vas por el puro gusto de estar, chupar con los amigos y echar desmadre porque vale la pena.

La muestra la conforman disciplinas como fotografía, Teresa Margolles; video proyección, Carla Herrera-Prats y Andrea Bowers; intervención textual, Daniel Joseph Martínez; gráfica industrial, Andrea Bowers; proyección de transparencias (slide show), Sam Durant; y una instalación por parte de Rigo 23.

El tríptico, Sin título, de Teresa Margolles es de alto contenido poético-escatológico, de una belleza "cadavérica". Tres impresiones fotográficas a color de fragmentos de cuerpos que han pasado por el bisturí de la autopsia y vueltos a coser. Colocadas una junto a otra las tres costuras coinciden y forman una línea que se desliza desde un extremo de la primera imagen hasta la última, visualizándose como una misma herida: una analogía traumática del bordo. En la imagen central la incisión atraviesa el tatuaje de una virgen de Guadalupe, distorsionada por una burda costura donde el dibujo no encaja, como si estuviera mal doblado. Metáfora monstruosa de la muerte que termina con toda belleza, una burla al igual que esta frontera lo es de los acuerdos binacionales. En este trabajo, al usar impresiones, Teresa muestra un cambio en sus métodos de representación, caracterizados por piezas que se resisten a la objetivización, rastros físicos de algo o alguien que fue.

Carla Herrera-Prats exhibe el video en formato documental Transactions (17 min.), en el que entrevista a aspirantes mexicanos a becas de posgrado en el extranjero quienes explican cómo sus prejuicios previos mutan por admiración y respeto por una cultura que les permite una formación que en México no disponían, derrumbando tópicos. Ent

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