La cuarta estrategia fue el desarrollo de los Encuentros creativos que, reclutando a sus miembros entre niños y jóvenes, se realizaron en el barrio durante un año y medio, a razón de una sesión semanal, y por los que desfilaron facilitadores en pintura, dibujo, narrativa, títeres, modelado, baile, dramaturgia, etc. Una actividad importante de estos Encuentros fue la preparación y escenificación de la obra de teatro La salud en pelotas (2002). A partir de las improvisaciones iniciales de los participantes en los encuentros, se construyó colectivamente un guión donde se enfocaba la salud como territorio simbólico en que coexisten distintas discursividades, el cual sirvió como base para un montaje teatral que utilizando variados recursos expresivos intentaba estimular en la audiencia una nueva lectura sobre el tema.
Del yo-individuo al yo-relación
Para decirlo sucintamente, quizás el problema principal planteado en estas acciones desde la perspectiva artística fue el de cómo articularlas más allá de los enunciados de participación de relación con el público que, desde los happenings de los años cincuenta-sesenta hasta la "estética de la relación" teorizada por Bourriaud en la década pasad,(2) han promovido los artistas durante el último medio siglo. Por eso, aunque el concepto de relación tiene un lugar central en el arsenal teórico de Rodríguez, se acompaña de algunos más que pueden precisar mejor el objetivo explicito de su proyecto artístico de incorporar, al propio proceso de construcción-realización de las propuestas, el horizonte de sentido del otro, de la comunidad.
La inclusión de "voces" no representativas del campo del arte en la construcción de "la obra" es denominada por Rodríguez como auto-representación relativa, una noción que identifica aquella estrategia (y procedimiento) en que actores "no autorizados" por el sistema institucional del arte se desempeñan como co-autores de las propuestas de artistas que reportan luego sus experiencias al campo del arte. Como señala Rodríguez, se trata de un procedimiento que "cuestiona la noción de autoría del campo del arte, a la vez que posibilita la visualización de otros horizontes de sentido" (p. 32). Esto es, que a la par que desestabiliza la lógica de funcionamiento de este campo al problematizar la idea de autonomía del arte y subrayar la rebaja del estatuto del artista de genio a productor de significados, ofrece la posibilidad de que se trasladen a su seno, a través de actos de mediación, esas voces articuladas en su exterior.
Rodríguez evidencia los vínculos que sus ideas y su práctica artística tienen con el trabajo teórico del psicólogo, filósofo y teólogo de origen español Alejandro Moreno, quien ha investigado ampliamente sobre personas y comunidades barriales en Venezuela. Conceptos de Moreno como los de in-vivencia (reflexión sobre/desde la convivencia con la vida de la comunidad); mundo de vida (mundo de sentidos producido por la comunidad); implicancia (estado que indica que se forma parte del mundo de vida de una comunidad, como resultado de la in-vivencia en ella), son reutilizados por Rodríguez, quien define su ejecutoria artística en Con la salud sí se juega como "prácticas de creación transdisciplinarias desde la implicancia" (p. 25). Y esta implicancia significa para él, justamente, la apertura de una vía alterna para el arte desde un concepto relacional del yo que hace que "la obra artística" esté tejida de "voces en diálogo".
Con la salud sí se juega es un libro cuya riqueza de contenidos, hondura teórica y perspectiva metodológica lo sitúan como una contribución significativa a las discusiones sobre el arte contemporáneo y, en particular, a una de las más arriesgadas, productivas y controversiales direcciones en expansión de la práctica artística internacional del día: EL ARTE DE IMPLICACION SOCIAL. Un arte que toma parte directa en la vida de la sociedad y se produce en una relación dialogal entre artistas y comunidades, grupos humanos o sujetos específicos. Un arte que, como he dicho antes en otra parte y Con la salud sí se juega parece demostrar fehacientemente, "parece tener entre sus posibilidades la de generar relaciones imprevisibles entre la experiencia social colectiva y la invención imaginal, quizás el punto donde se decide su pertinencia".(3)
José Antonio Navarrete
Citas:
(1) En Venezuela la denominación de barrio se usa sólo para identificar las áreas urbanas donde viven los sectores populares. Los lugares de residencia de las clases medias y altas son identificados como "urbanización", "conjunto residencial" y otros afines.
(2) Nicolás Bourriaud. Estética relacional. Adriana Hidalgo editora S.A., Buenos Aires, 2006.
(3) José Antonio Navarrete. "Accionar la comunidad: arte de intervención social". Incluido en: Futuro do presente. Itaú Cultural, Sí£o Paulo, 2008, s.p. (catálogo).
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