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Arte & Espacio Social
El Primer Matrimonio Gay en Ecuador: Una Colaboración Arte-Derecho. Parte 2
Marí­a Amelia Viteri




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MARIA AMELIA: Hablando de organizaciones LGBT –porque su trabajo toca temas que son importantes a escala global y plantea beneficios para una gran mayoría– sabemos que hay intereses y juegos de poder. Luego, ¿cuál ha sido el apoyo LGBT, o el de grupos feministas, personas que trabajan temáticas de género, académicos? ¿Cuáles han sido algunas de las reacciones?

ELIZABETH: La reacción de la academia ha sido muy positiva, tal vez por ser el espacio en el que en mayor profundidad se ha expuesto –y comprendido– un proyecto tan complejo. La reacción del activismo trans ecuatoriano –incluidas organizaciones de trans femeninas que no son transfeministas– también ha sido de apoyo, al igual que la del activismo transfeminista español y el latinoamericano en general. Las críticas negativas, no muy consistentes, han provenido mayoritariamente del corporativismo gay ecuatoriano. En lo principal, el proyecto entra en tensión con su posicionamiento asimilacionista, aunque debe señalarse también cierto tinte transfóbico en su discurso.

Una de las objeciones corporativas se centra en la idea de que el matrimonio de Hugo y Joey es un “fraude”. Esto es muy interesante porque el alternativismo, como apuesta política y jurídica irreverente, problematiza la noción misma de lo fraudulento tanto como el terrorismo teatral de Joey problematiza la noción del “género verdadero”. El abogado gay Andrés Buitrón, principal promotor de la celebración de uniones de hecho gays en el Ecuador, ha expresado en algunas ocasiones que él “legaliza historias de amor”. Es comprensible, entonces, que le choque que la motivación detrás del matrimonio Hateley - Vera no sea la versión burguesa del amor a la que él adhiere, sino ese concepto de familia alternativa y unión política que Joey explicaba antes. Ahora bien, volviendo al tema del fraude, el lugar desde el que se decide lo que es legítimo y lo que es fraudulento es evidentemente el lugar del poder. En el fondo, la pretensión de controlar que los matrimonios sean “por amor” es una pretensión ambiciosa, por no decir absurda. Ni el amor ni el deseo humano se pueden juridizar y, por lo tanto, la frontera que divide las motivaciones matrimoniales “legítimas” de las “fraudulentas” es una frontera política. Entonces, es legítimo el matrimonio celebrado por una chica embarazada/ en nombre de la decencia y no del amor, pero no lo es el matrimonio celebrado entre un cubano y una ecuatoriana en nombre de la movilidad humana o de la ciudadanía universal.

JOEY: Yo me siento un hombre fraudulento y una mujer fraudulenta todos los días. Cada vez que escojo el baño asignado a un género, miento. O cada vez que voy al banco y utilizo una tarjeta Visa con un pronombre determinado… Cuando regreso a mi país y paso el control migratorio, a menudo les enseño a las autoridades partes de mi cuerpo para que crean que soy la mujer que el pasaporte indica; luego, cuando lo hago, se me reprende por exhibirme y mi nombre ingresa al sistema del aeropuerto de Heathrow. Son tantos los modos en que soy un terrorista del género, que ya es ridículo. (A Elizabeth): ¿Y tú, eres una profesional real o fraudulenta en este teatral mundo del terrorismo? ¿Soy “realmente” un actor o soy un activista, soy un educador, un director o un escritor? ¿Eres tú una abogada o una trabajadora social de la Casa Trans? Son tantas las etiquetas aplicables a nuestras performatividades cotidianas, roles y funciones...

ELIZABETH: Y tantos los cuestionamientos a cualquier rol o performance que se sale de lo prescrito. ¿Eres abogada? ¿Por qué inviertes en esto tus conocimientos? ¿No estás valiéndote de lo que sabes para burlar la ley? ¿Estás segura que lo que haces no es ilegal, o al menos contrario a la ética profesional?

JOEY: Es obvio que han propuesto una interpretación errónea y manipulada de nuestro posicionamiento político en un intento por representar el suyo propio. Ha sido un intento por tachar nuestro trabajo de escandaloso y desacreditar a Hugo por su clase social; descreditarnos a los dos por nuestro singular “amor/ deseo”, particularmente en relación con nuestro trío con Brigitte y representarme a mí como un extranjero cuya excepcionalidad supuestamente invalida el proyecto políticamente.

ELIZABETH: La transfobia gay es una de las tristes realidades que este proyecto ha develado; sobretodo la transfobia hacia los transgéneros masculinos. El movimiento gay corporativo está mucho más preparado para reconocer a las trans femeninas como “mujeres” que para reconocer a los trans masculinos como “hombres”. Que puedan existir “hombres” sin pene que además se definan como “gays” aún es algo particularmente difícil de asimilar por parte de un movimiento tan falocéntrico y además tan acostumbrado a la homogeneidad de sus miembros. Por ello, no han dudado en utilizar el pronombre “ella” cuando se refieren a Joey en sus aclaraciones respecto de cómo, supuestamente, su matrimonio con Hugo no es “gay”. Pienso que este matrimonio cumple, en este sentido, una función educadora respecto de la diversidad corporal que existe al interior de “lo gay”. En la pedida de mano, en la discoteca “Blackout”, Joey se presentó ante una audiencia mayoritariamente compuesta por jóvenes gays e hizo una performance en traje de falo gigante. Luego, reveló ante su audiencia su transgeneridad. Que el falo gigante pudiera ser un “hembro” (palabra que utilizo nombrar la corporalidad femenina de una persona de género masculino) conmovió a muchos de los chicos.

JOEY: Los gays corporativos me han representado como una especie de lesbiana masculina internacional y queer y han negado que pueda ser un hombre “real”, quizás porque no me administro testosterona, o porque no me he sometido a cirugía alguna. De modo que entre ellos, las divisiones y sabotajes al interior de nuestras propias comunidades, los fuegos cruzados del feminismo occidental, el público ecuatoriano mayoritario y las diversas reacciones de la prensa, sin mencionar las protestas de manifestantes cristianos ante el Registro Civil y el bombardeo de paparazzi el día de mi boda, ¡todo el mundo parece tener voz y voto sobre este matrimonio!

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