Cristina Vives: Estoy muy contenta sobre este museo, su amplitud es maravillosa y su colección fantástica. Aunque aún se necesitaría más espacio para recoger todo el arte que se está haciendo en Cuba.
El Museo de Bellas Artes cerró en 1996 a causa del deterioro del edificio y de las condiciones de exhibición, almacenamiento y seguridad de las obras. Anterior a esta fecha el museo albergaba tanto el arte antiguo, como europeo, latinoamericano y cubano. Desde su reciente inauguración el 21 de julio del 2001 estas obras están separadas en diferentes edificios, y hay un edificio dedicado exclusivamente a las obras plásticas cubanas: desde obras de la etapa colonial, hasta las últimas generaciones plásticas.

Hacía mucha falta un museo que recogiese a los artistas cubanos más contemporáneos. Pensemos por un momento que en el anterior Museo de Bellas Artes, la obra más actual entonces era un cuadro de Flavio Garciandía del 1997, titulado All you need is love. Era un museo totalmente atrasado en su concepto debido en gran parte a su falta de espacio.

LA: ¿Qué te parece el precio de entrada al museo parece un estímulo a dar acceso al arte cubano a los propios cubanos?

CV: El precio del museo de 5 pesos nacionales para los cubanos y US$5 para los extranjeros, me parece muy adecuado. Cuando fui a visitarlo me sorprendió ver a tantas familias en el museo. Por fin, la gran mayoría de los cubanos pueden acceder a este museo. La verdad es que es muy necesario, pues es una práctica que desgraciadamente los cubanos habían perdido durante algún tiempo.

LA: Cristina, ¿cuál es tu impresión sobre la organización de las obras del recién inaugurado Museo de Bellas Artes?

CV: Hubiese sido más estricta en la colección de los años 80 y mucho más amplia en la selección de los años 90.

Yo siempre he estado vinculado a los artistas más jóvenes, por lo que veo por otro lado también la problemática de los 90. En esa década la mayoría de los artistas, debido a causas políticas y sociales, buscan una focalización internacional del arte cubano. Esto hace que:

1) Los coleccionistas, curadores y amantes del arte empiezan a buscar la vanguardia oculta del arte cubano.
2) Empieza un movimiento fuerte de galerismo, museos internacionales, curadores que buscan ese arte.
3) El fenómeno comercial entra en Cuba y los artistas lo aprovechan. Como consecuencia de este comercio del arte cubano, la mayoría de las obras representativas de este período no están en Cuba y por lo tanto, tampoco en el Museo de Bellas Artes.

LA: En relación al hecho que muchas obras estén en manos de galeristas y coleccionistas extranjeros, ¿cómo ves este movimiento de coleccionismo de arte cubano que ya desde hace tiempo existe y que cada vez más se va incrementando?

CV: Es un fenómeno muy normal en el que expertos, profesionales e interesados en el arte sienten curiosidad por ver lo que se ha estado haciendo en Cuba en estas últimas décadas. Además, es también una consecuencia de la entrada del dólar, la crecida del turismo y apertura en general de Cuba, después de lo que se ha llamado el "Período Especial."
Después de ese período, y a partir de 1995 y 1996 hay un interés enorme por adquirir obras y, así, empieza un movimiento fuerte de galerismo y coleccionismo que dura hasta hoy día.
El coleccionismo nacional no existe por razones económicas obvias. En cuanto al coleccionismo internacional existen dos tipos de movimientos:

1) Un coleccionismo de gente que está interesada en comprar arte como algo "trendy," como un souvenir más del lugar que visita; pero que igualmente este primer acercamiento al arte cubano es un punto de partida a un conocimiento más profundo que posteriormente llegará.
2) Otro coleccionismo serio enfocado en un sector de artistas que hacen una obra intransitaría y no contextual.
En cualquier caso ambas formas de coleccionismo son positivas para la realidad artística cubana, porque mantienen viva e incentivan todavía más la producción y la promoción de sus artistas.