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Entrevista con BijaRi en San Pablo, Brasil. Segunda parte
Virginia Gil Araujo




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Link Entrevista a BijaRi por Virginia Gil Araujo 1era Parte

Virginia Gil Araujo: Esas estrategias de negociación, intermediación y acercamiento entre contextos simbólicos opuestos es recurrente en los trabajos de BijaRi, y especí­ficamente, esa relación con movimientos de ocupación ocurre en Intervenciones Urbanas realizado en Rí­o Grande do Sul, en la ciudad de Pelotas, evento de la Universidad y de la UNESCO.

BijaRi: Seguramente. Ocupación, como tí­tulo de la intervención que tomó un edificio abandonado en el centro de Pelotas, fue completamente inspirado en la estética y en las estrategias de esos movimientos con los cuales tuvimos contacto en Sí¤o Paulo. El programa para el cual fuimos llamados era parte de un evento que celebraba la restauración y renovación del centro histórico de la ciudad. Muy rica en un pasado distante, pero actualmente decadente. Pelotas posee un patrón urbaní­stico claramente europeo: edificios de mediana altura, que siguen un mismo estilo, alineados con las calles ortogonales. Entonces, en medio de aquellos palacios, teatros, bibliotecas de clase media, en un área tan orgullosamente protegida y revitalizada por la alcaldí­a local, emergí­a la "carcasa" de un edificio inacabado de 50 m. de altura, que estaba abandonado hace más de 10 años.

Aquella construcción, con sus paradojas representadas, con su presencia simbólica tan fuerte en el paisaje de la ciudad, habí­a sido normalmente incorporada, aceptada y absorbida por la población. Para nosotros, ahí­ estaba el marco más real y revelador de la ciudad, que buscaba exaltar una imagen de prosperidad, mientras escondí­a y excluí­a otra parte. Entonces resolvimos apropiarnos del edifico y cuestionarlo como forma simbólica. La idea era crear una situación que reactivara su entorno, como también las sensibilidades neutralizadas de aquella convivencia cotidiana con una obra descarnada y fantasmática. Buscábamos realmente una intervención provocativa. Entonces, la imagen de las ocupaciones urbanas por la vivienda fue decisiva como forma de operar al solicitar espacios ociosos y deteriorados.

Cuando comunicamos nuestra intención de utilizar el edificio para la realización de una "obra de arte", los agentes inmobiliarios se interesaron mucho. No solo logramos el permiso para utilizar el edificio sino también conseguimos la energí­a eléctrica del banco mercantil situado en la planta baja. Poco a poco, lonas plásticas rojas, negras y amarillas invadieron la estructura abandonada. Por la noche, esas lonas se "encendí­an" con un sistema de iluminación instalado en el lugar. Antes de que la intervención estuviera lista, empezó a crearse un malestar para una parte de la población, y principalmente para el sí­ndico del edificio. Una vez lista la obra, recibimos una citación de la justicia para desocupar el edificio y retirar la obra, bajo el justificativo de "estimular una real ocupación". El caso invadió los medios locales y reanudó el debate, no sólo sobre aquel edificio pero de manera general levantó cuestiones sobre el conflicto centro-periferia, la posibilidad de que diversas formas de expresión y cultura coexistieran en aquel sitio, y principalmente la validez del proyecto de "arte público" del cual éramos parte en aquel evento, en el contexto de la renovación urbana en curso. El éxito del proyecto, para nosotros, fue exactamente el hecho de haber activado un espacio simbólicamente potencial, lo que causó una desestabilización, exigiendo una posición de las personas: unas anti-intervención y otras pro-intervención. Para nosotros fue importante la reacción de la juventud: los jóvenes de Pelotas cargando por la ciudad las vallas retiradas del edificio por orden de la policí­a. ¡Aquella juventud tomando para sí­ misma la responsabilidad de la ocupación subjetiva y compartiendo la autorí­a del proyecto con nosotros! Los estudiantes de la UFPeL [Universidad Federal de Pelotas] prolongarán la intervención con sus propias acciones.

VGA: Ustedes hablaron de compartir la autorí­a, ¿podrí­an comentar cómo ocurre la convivencia en el proceso creativo, y la problematización de la autorí­a?

BijaRi: Bueno, hablar de eliminación de autorí­a es un poco complicado cuando vivimos en un sistema capitalista, en el cual muchas veces más que el producto se valora la marca. Como grupo de artistas que trabaja en colectivo, es claro que tenemos una división de autorí­a en un nivel interno. Ahora pienso que los colectivos de arte que surgieron con mucha fuerza durante estos ultimo cinco años en Sí¤o Paulo, como nosotros, buscan una superación de un modelo tradicional del mundo artí­stico, que es aquel basado en el individualismo, en el aislamiento burgués, en el formalismo y en la afectación del individuo, indivisible— Creo que este movimiento busca recuperar como arte un espacio colectivo y cotidiano, que se habí­a perdido. Al mismo tiempo busca recuperar el propio espacio polí­tico para el arte y para la vida.

Desarrollamos un proyecto interesante con otros grupos de artistas (visuales, músicos, performáticos) llamado Cubo. Se trataba de una instalación multimedia (un gran cubo para múltiples proyecciones) que se moví­a por diversas plazas del centro paulista, como reconquistando esos espacios por medio de trabajos que problematizaban la cuestión de la supervivencia en el centro de Sí¤o Paulo. Ahí­ no importaba mucho quién habí­a hecho tal parte del trabajo, que fue una construcción colectiva, pues sacaba su fuerza de la propia multiplicidad y heterogeneidad creativa. En el proyecto de arte Estrecho Dudoso en Costa Rica ocurrió algo interesante, a partir de un determinado momento, artistas de diferentes partes que fueron llamados a desarrollar proyectos de intervención e interacción en un espacio público, percibieron intereses y motivaciones comunes y comenzaron a compartir ideas, acciones y hacer trabajos en conjunto. Por eso, sin negar el carácter autoral del pensamiento artí­stico que, también, es una forma de asumir nuestra responsabilidad, creemos en procesos más abiertos y colaborativos.

VGA: ¿Y cómo fue la experiencia de Bijari en Costa Rica?

Bijari: Fuimos invitados por las curadoras Virginia Pérez-Ratton y Tamara Dí­az para participar del proyecto Estrecho Dudoso, en la sección curatorial llamada Tráficos. No planeamos ningún proyecto a priori. La intención del grupo, llegando en San José, fue la de ver "¿qué se pasaba?". Debido a las dificultades de aprobación, por las ví­as legales, de nuestra propuesta inicial -una intervención más fí­sica y escultórica, sobre un monumento público- acabamos buscando alternativas y reinventado cosas.

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