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Fran Ilich








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 08/08/2009
Lugar: Mexico
Tema: Entrevista a Fran Ilich
Entrevistador: Jennifer Flores Sternad

LatinArt:  En el mes de enero de este año, diste una conferencia magistral en San Cristóbal de las Casas, Chiapas como parte del Primer Festival Mundial de la Digna Rabia, organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Abriste tu exposición con una serie de preguntas acerca de la Otra Cultura, que incluirí­a prácticas culturales que responden ideológica y estratégicamente a las demandas y a la ética de los zapatistas. Hablaste acerca de las posibilidades que ves para el desarrollo de una Otra Cultura y también te referiste a las prácticas actuales que se asocian en teorí­a, aunque no siempre en la práctica, con las luchas sociales y polí­ticas. En relación con las últimas, señalaste que podrí­an representar o aludir a una determinada posición o lí­nea polí­tica, pero, sobre la base de sus medios de producción, implican, según tu punto de vista, "seguir el camino trazado". Para comenzar, ¿de qué manera negocias esta cuestión en tu propia obra en relación con la financiación, la infraestructura y la organización de tus proyectos?

Fran Ilich:  "La Otra Cultura" se refiere al grupo zapatista de actividad cultural y a la clase de cultura que propone, que puede pensarse en términos de su funcionalidad dentro de la guerra de baja intensidad que se libra en México contra la oligarquí­a y el Estado o como base para construir una cultura de mayor raigambre popular y menos verticalidad que aquella que promueve el gobierno nacional. Con respecto a la Otra Cultura, dirí­a que participo activamente de ella en forma constante desde 2006. Comencé a pensar acerca de las posibilidades de alguna comunidad de productores y consumidores y creadores para construir esta "otra cultura". Mientras tanto, "La Otra Caravana" comandada por el Delegado Cero (en realidad, el Subcomandante Marcos) recorrí­a todo el paí­s y con el apoyo de militantes se producí­an encuentros y conversaciones con diversas personas para construir una matriz de relaciones. Se trata de manifestaciones de la globalización que atraviesan diferentes latitudes. Al mismo tiempo, nosotros decidimos que necesitamos otra cultura, otra producción. Yo habí­a trabajado al respecto en Internet, pero en ese momento necesitábamos también un funcionamiento autónomo para comunicarnos con quienes quisieran trabajar fuera de las instituciones. Habí­a montones de especialistas que no deseaban continuar si no se contaba con financiación. Tuvimos que volvernos autosustentables. Creamos una telenovela y dos programas de animación, también habí­a podcasts y todos los dí­as producí­amos material. Al cabo de un par de meses, nuestra economí­a estaba completamente devastada y no pudimos continuar con esta lí­nea de producción. Era un ejemplo emblemático de la diferencia entre esta otra cultura y la cultura capitalista. No conseguí­amos demasiada atención por parte de la Otra Campaña porque ellos se encontraban concentrados principalmente en temas sociales y polí­ticos. No obstante, insistimos en esta otra cultura que nada tení­a de panfletaria, en el sentido de que no nos proponí­amos crear otros héroes, í­dolos o mártires. Querí­amos llegar a las mismas conclusiones por diferentes caminos.

Durante las elecciones presidenciales de 2006, realicé un reality show llamado "La actriz interactiva" donde el espectador podí­a votar sobre cuestiones relacionadas con la vida de la actriz, tales como economí­a, salud, educación y similares. Querí­amos poner a prueba la democracia porque si no funciona con una persona, será mucho más difí­cil en un nivel nacional. Por ejemplo, la actriz viví­a quejándose por el dinero así­ que sometimos a votación si debí­a iniciar una huelga contra el grupo nacional de teatro en México D.F. porque no le pagaban un salario que le permitiera vivir con dignidad. Consideramos que podemos poner en práctica esta "otra" cultura izquierdista no sólo mediante el cambio de discurso o contenido sino también mediante el cambio de forma y su proceso.

También organizamos una comunidad virtual cerrada y protegida por contraseña. Procedimos así­ para que nuestras ideas pudieran aerodinamizarse. Cobramos $1 por mes, suma que nos permití­a mantener la iniciativa y además operaba como filtro contra aquellas personas que no abordaban estos procesos con seriedad. Muchos grupos izquierdistas reciben apoyo del Estado y por este motivo decidimos confiar en nuestro público. Las personas se acercaban a esta comunidad virtual donde publicábamos noticias importantes.

LatinArt:  En tu conferencia de San Cristóbal, te referiste a la Internet como un espacio neoliberal y como un reflejo de aburguesamiento urbano. ¿Podrí­as profundizar este concepto?

Fran Ilich:  Es una etapa superior de desarrollo urbano neoliberal. Por definición, el espacio público se erradica, no tiene existencia en lí­nea. Por supuesto, hubo inversiones en fibra óptica y otras tecnologí­as pero más tarde fueron privatizadas por corporaciones. La única clase de espacio donde las personas se encuentran son los servidores. Pero la mayorí­a de esos servidores son propiedad de empresas privadas. Toda la comunicación proviene de satélites o compañí­as telefónicas, los nombres de dominio están controlados por organismos de registro privados, etc.

Existió un espacio público llamado Usenet. Era una serie de servidores que replicaban el contenido de otros servidores de Usenet. Por desgracia, resultaba muy costoso mantenerlos con semejante volumen de información. Si se pudiera comparar con otras formas de espacio público, serí­a equivalente a la radio de aficionado. En la ciudad, vamos a centros comerciales. La Internet es algo semejante. No existe un auténtico ámbito público..., todo es propiedad privada.

LatinArt:  Quisiera retomar esa cuestión de los artistas y productores culturales que se alinean con ideologí­as polí­ticas y movimientos sociales de izquierda. Abordaste el tema a principios de este año en tu disertación durante la conferencia sobre Prácticas artí­sticas radicales en el Centro Cultural España de México D.F. Pero lo definiste como una caracterí­stica de la peculiar polí­tica cultural del estado mexicano: especí­ficamente el hecho de que muchos artistas dependen de la financiación del estado y numerosas organizaciones artí­sticas se sostienen mediante subsidios estatales. ¿En qué medida afecta el discurso polí­tico dentro del ámbito cultural?

Fran Ilich:  Mi respuesta podrí­a sonar un tanto postmoderna. Una gran cantidad de artistas, intelectuales y académicos afirman que las revoluciones son imposibles hoy en dí­a, aunque todos ellos cuentan con financiación del Estado. ¿Cómo vamos a producir cambios si nos encontramos dentro de ese sistema de financiación? Es muy difí­cil. Y así­, al admirar a los zapatistas observamos que, bueno, ellos no crearon una revolución de conformidad con las normas del siglo XX, pero, en realidad, no era ésa su intención. El objetivo consistí­a en producir todo pequeño gesto poético que fuera posible. Un gesto de una determinada autonomí­a. í‰sa era la intención.

En México existe financiación para toda clase de disciplina y emprendimiento artí­stico. Los poetas son quienes obtienen la mayor financiación. En una conversación con uno de mis colegas de la Otra Cultura, me contaba acerca de la clase de Otra Cultura que tiene en mente, que no es moralista pero sí­ más histérica. Estábamos comentando un ejemplo de poetas revolucionarios en Chihuahua durante la década de 1970. Ellos querí­an hacer poesí­a erótica y entonces se apropiaron de un camión que transportaba toallas higiénicas y escribieron su poesí­a en ellas, como si fuera un libro-objeto. Intentaban ser coherentes con su obra. Como sabes, en México los poetas, por muy progresistas que sean, suelen contar con financiación de la derecha y cooperan con la derecha. Un ejemplo podrí­a ser Octavio Paz, que es un fascista importante en México.

LatinArt:  ¿Qué ocurre entonces con la noción de cultura como recurso público o como carga pública cuando tantas instituciones públicas están controladas por intereses polí­ticos?

Fran Ilich:  En un paí­s como México donde el 30% del producto interno bruto es propiedad del 0.18% [de la población], puedes imaginarte que esas personas son la oligarquí­a y la derecha y cuál es el tipo de intereses que tienen. Esos intereses son antidemocráticos y no incluyen a la educación, porque una ciudadaní­a educada tal vez lucharí­a por sus derechos. El arte y la cultura institucionales han colaborado con la oligarquí­a. El arte que compone el programa Modernista de México no se ha vuelto democrático ni popular. Gira en torno a la idea de arte como algo elitista que solamente un puñado de personas puede comprender. No obstante, sus representantes obtienen financiación como si fuera a distribuirse entre millones de mexicanos. Tienes una puesta en escena que cuesta millones de pesos por presentación en salas de espectáculos a las que solo tienen acceso unas 50-100 personas.

LatinArt:  ¿Qué te gustarí­a que ocurriera en el ámbito cultural de México?

Fran Ilich:  Puede sonar muy mal, pero tal vez la cancelación del presupuesto estatal para arte y cultura serí­a algo saludable porque entonces comprobarí­amos cuántas de esas personas continuarí­an efectivamente con su obra. El arte y la cultura en México son algo semejante a una industria. Serí­a óptimo lograr una distribución equitativa de esos fondos porque en una sociedad supuestamente democrática debe incluirse toda la diversidad de personas e ideas y prácticas. Y, por supuesto, eso no ocurre. Sólo un reducido grupo de personas, que no supera el centenar, se benefician con la situación actual.

LatinArt:  ¿Crees que es posible que las iniciativas culturales avancen en el logro de una auténtica coherencia entre sus prácticas discursivas, como las posiciones ideológicas que postulan, y la economí­a que subyace a sus proyectos? ¿Cuáles son las dificultades que se presentan? ¿Puedes mencionar ejemplos de esta clase de coherencia?

Fran Ilich:  Incluso los laboratorios de medios o los think tanks en Europa y Estados Unidos demuestran que es posible. ¿Es posible que esa clase de organización se inserte en la sociedad mexicana? Es una pregunta muy seria. Yo no dirí­a que es imposible. Algo que me gustarí­a tener son "superestrellas" de izquierda. Porque ser una superestrella ya se encuentra en disonancia con aquello que se asume como pensamiento de izquierda. Producirlas es fácil, pero deberí­amos reproducir los modelos de la derecha. La derecha ha logrado sintetizar teorí­a y práctica con gran éxito. Para la izquierda es más difí­cil porque habita un mundo de derecha.

LatinArt:  ¿A qué te refieres cuando dices que la derecha sintetiza teorí­a y práctica con éxito?

Fran Ilich:  Podrí­as estar en una manifestación de protesta y cuando tengas sed, irás a tomar una Coca-Cola. Entonces, no tiene ninguna importancia lo que hagas en tanto consumas sus productos. Para ellos es muy claro: hablar no cuesta nada. No importa lo que digas, en tanto se cumplan tus metas. Para la izquierda resulta un poco más complicado porque se habla de crear un modo de producción más justo. La producción en un mundo post-industrial tiende a ser inhumana por naturaleza.

LatinArt:  ¿Podrí­as explicar tu concepción acerca de que la lengua y la narrativa tienen una importancia real e inmediata en la sociedad? ¿Y además abordar la eficacia del mito?

Fran Ilich:  La ficción y la lengua son algunas de las armas más importantes de todo sistema polí­tico. Tal como lo demuestra la historia del Che Guevara, que fue muy importante. Así­ como la derecha la ha transformado en la imagen de un santo devaluado. La imagen original fue entregada por un fotógrafo cubano a un fotógrafo italiano. Se la dio porque pensaba que era un acto importante. Pero el italiano la registró a su nombre y ganó mucho dinero con esa imagen. Un artista postmoderno podrí­a decir que el Che no es más que una imagen impresa en una camiseta. Pero esa imagen también representa a alguien que dedicó su vida a poner la teorí­a en práctica.

La izquierda ha perdido demasiado tiempo en crear una clase artí­stica académica o intelectual. Y con frecuencia ha fracasado en establecer una relación con aquello que se conoce como clase popular. Me refiero a los espectadores de los medios masivos de comunicación. ¿Por qué no dedican su tiempo a alguna clase de ficción liberadora con orientación izquierdista? ¿Será tal vez porque no tienen acceso a ella? Eso es algo que debemos cambiar. Debemos invertir más dinero en historias de ficción diferentes. Incluso en leyendas y rumores. La derecha tiene un excelente manejo de los rumores, tales como esos que provienen de la CIA. Y esos que se hacen realidad una vez que se los implanta en la imaginación de las personas. La ficción está relacionada con el corazón, no con la mente. Y gran parte del discurso de la izquierda se pierde en disquisiciones.

LatinArt:  Me gustarí­a conocer tu opinión acerca de la propaganda. A la propaganda se la suele considerar como antí­tesis del buen arte, incluso para quienes simpatizan con el arte socialmente comprometido. ¿Qué opinas al respecto?

Fran Ilich:  Cuando eres médico, tienes que llamar a las cosas por su nombre. Por ejemplo, el médico puede decir: "cuí­date los dientes o se te picarán". Si lo dice mediante algún giro poético, se considera que distorsiona la información. En el terreno del arte si llamas a las cosas por su nombre, estás haciendo propaganda y si las ocultas, produces un gesto poético. Creo que es una actitud muy perversa y que se trata de manipulación ideológica y validación por parte de la derecha. Por ejemplo, en el debate acerca de la libertad de expresión en las sociedades individualistas como contrapartida de las sociedades colectivistas, el grupo Reporteros sin Fronteras siempre dice que Cuba se opone a la libertad de palabra, pero Castro señala que en Estados Unidos puedes gozar de libertad de expresión en tanto no se trate de medios importantes y con respecto a Cuba dice que no pagarán para fomentar opositores al gobierno. Ellos tienen libertad de palabra, ¿pero nosotros les daremos empleo si se oponen a nuestro gobierno? En ese nivel, tengo profundo respeto por su claridad ya que NBC jamás les darí­a el micrófono.

LatinArt:  ¿Podrí­as hablarnos sobre tu trabajo actual y, si es posible, contarnos algo acerca de SpaceBank?

Fran Ilich:  En 2005, inauguramos el proveedor cooperativo de Internet Possibleworlds con el objeto de poner en práctica otra polí­tica en materia de Internet. En principio, intentamos olvidar todo acerca de los excesos en los nuevos medios artí­sticos y procuramos concentrarnos en proveer infraestructura que nos permitiera unirnos a los zapatistas en su lucha. En ese momento, abrimos SpaceBank, un emprendimiento en abierta oposición al Banco Mundial o Citibank.

Se generó un debate respecto de qué era más importante: el servidor Possibleworlds o SpaceBank y logramos alcanzar un equilibrio natural para ambos. SpaceBank ha intentado crear determinados fondos de inversión, como fondos de sabotaje, y organizó la bolsa de contratación para el Café Zapatista donde compramos una determinada cantidad de kilos de café a un municipio zapatista y compartimos tanto el riesgo de traerlo a la ciudad como los beneficios de las ventas. También organizamos un sistema de seguridad social, aunque con resultados limitados. Además establecimos una reserva de metales preciosos, plata y oro como reserva para el banco. Hace un par de meses, recibimos un mensaje de correo electrónico del Banco Mundial e intentamos establecer alguna clase de protocolo de comunicación con ellos.

Hemos elegido el nombre Diego de la Vega, que es el nombre del El Zorro cuando no usa la máscara. Diego de la Vega es un miembro de la clase dominante, muy incompetente, superficial, decadente. Por eso decidimos abrir la corporación "Diego de la Vega Social Anónima de Capital Variable", que serí­a una manera de cohesionar estos diversos emprendimientos bajo una sola fachada libre de toda controversia, porque Diego de la Vega suena a nombre de abogado. Es un organismo administrativo de finanzas corporativas. Alberga diferentes proyectos tales como el Departamento de Ficción, que es un grupo de trabajo dedicado a la investigación y desarrollo de medios narrativos; Possibleworlds, que es el servidor autónomo; Radio Latina, que es un servidor alternativo con siete programas por semana. También estamos trabajando en RomaCondesa.com que es una red social sobre aburguesamiento en México D.F. Luego están el fondo económico de SpaceBank y Tijuana Media Lab, que es un laboratorio de medios en un garaje.




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