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Carla Zaccagnini








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 01/10/2007
Lugar: Argentina
Tema: Entrevista con Carla Zaccagnini
Entrevistador: Teresa Riccardi

LatinArt:  Recientemente has estado desarrollando proyectos en residencias en ciudades como Amberes (AIR, abril - julio 2006), La Habana (Batiscafo, noviembre - diciembre 2005) y Helsinki (HIAP, septiembre - octubre 2005) ¿Podrí­as describir brevemente algunos de ellos?

Carla Zaccagnini:  En Helsinki, lo que más me impactó fue el idioma que no se parecí­a a nada que yo pudiera reconocer. Allí­ inicié una serie de fotos que se llama Del latí­n (2005 - en proceso) y muestra palabras de origen latino encontradas en ciudades donde se hablan idiomas de otros orí­genes. La mayorí­a son palabras que indican una visión de la "latinidad" en general relacionada a idealizados paraí­sos tropicales y comportamientos hedonistas, pero hay también palabras que han sido introducidas en esos idiomas que nos hacen pensar en el contexto histórico en el que esos conceptos se hicieron necesarios para aquellas culturas. Y están las palabras latinas que aparecen de casualidad, como una red de supermercados escandinava que se llama tempo (tiempo, en portugués), o alguien que firmó su nombre en una parada de colectivo: aura. El otro trabajo que realicé en Helsinki, A-ç (2005-07), es el registro en video de una conversación entre una bailarina finlandesa que no sabe español y una uruguaya que no sabe finlandés, cada una hablando en su idioma materno. Una radialista argentina/finlandesa traduce solamente en una dirección. Se hicieron dos turnos, en uno Sonia traduce lo que dice Ayara del español al finlandés y Riina le contesta a partir de esa traducción, a lo que Ayara responde a partir de lo que puede adivinar por el sonido, sin conocer el sentido de lo que oye. En el otro turno, Sonia traduce lo que dice Riina, Ayara contesta tratando de seguir la conversación y Riina responde a lo que escucha sin entender.

La experiencia en La Habana es difí­cil de resumir en un párrafo, pero puedo decir que entre las muchas cosas que pensé y sentí­ durante las primeras semanas habí­a algo de claustrofobia. Y tal vez sea por eso que cuando salí­ al balcón del primer departamento con balcón al que entré, y sentí­ el viento y vi la ciudad desde ese otro ángulo, le dije a Nico (lás Robbio), que estaba conmigo: ¡Qué increí­ble como un balcón cambia todo, "faz toda a diferení§a"! [hace toda la diferencia!]. El trabajo que desarrollé en la ciudad parte de esa constatación. Es una serie de fotografí­as de casas que fueron construidas de igual manera y que luego, fueron transformadas a lo largo de los años, adecuándose a los gustos, las necesidades y las posibilidades de sus habitantes. Aun se les nota la estructura común y algún detalle original por detrás (o al lado) de las remodelaciones que las llevaron a ser distintas. Se llama Bifurcaí§íµes e encruzilhadas [Bifurcaciones y encrucijadas]: sobre la igualdad y las diferencias: casas gemelas (2005).

El proyecto que hice en Bélgica también es parte de la serie Bifurcaí§íµes e encruzilhadas, que tiene que ver con mi obsesión de los últimos años: cosas que son hechas para ser iguales y terminan siendo diferentes (las bifurcaciones) y cosas que en principio son diferentes pero de alguna manera se encuentran (las encrucijadas). La versión belga se llama Bifurcaí§íµes e encruzilhadas: sobre la igualdad y las diferencias II: a casa ao lado (2006) y la hice para una exposición que se llamaba Cité Action, que tuvo lugar en diferentes espacios de Assenede, una pequeña ciudad en Flandes. Todas las casas de una callecita del lugar estaban siendo compradas por la municipalidad, adquirí­an una o dos por año y las mantení­an cerradas. Era muy raro ver la cantidad de cosas intactas, como paradas en el tiempo, que habí­a en las residencias desabitadas. Habí­a una a <

LatinArt:  ¿Y tu experiencia en Estocolmo en el IASPIS en los meses de junio a septiembre de 2007?

Carla Zaccagnini:  No podí­a dormir por las noches claras. Y eso me hizo pensar en como la percepción siempre depende de un punto de vista. Creo que un punto de partida de esta reflexión fue un comentario del piloto mientras cruzaba el océano, que graciosamente dijo: Los pasajeros sentados a la izquierda de la aeronave pueden apreciar una bellí­sima puesta de sol por sus ventanillas y, para que no se pongan celosos, los pasajeros de la derecha ya pueden ver nacer una hermosa luna llena. Bueno, no fue exactamente así­, pero algo parecido. Y era realmente increí­ble. Se me ocurrió que tení­a que ir al norte, más al norte, para filmar el sol de media-noche en 360 grados. Busqué y encontré un toca-discos de segunda-mano. Y un álbum triple en el que Jan Johanson interpreta su selección de la música de los últimos cuatro siglos. Después encontré el lugar: el monte Nuolja en Abisko, un parque nacional en la Lapónia sueca, arriba del Cí­rculo Polar Artico. Tomé el subte hasta la estación central, el tren hasta el aeropuerto, un avión a Kiruna, un colectivo a Abisko, y la telesilla hasta la cima de Nuolja.
Y caminé hasta el punto estratégico. Conecté el toca-discos al transformador y el transformador a una baterí­a de automóvil. Puse el primer disco donde van los discos y la filmadora sobre un vaso boca-abajo sobre la etiqueta redonda. Apreté 'play' y 'rec' y esperé. Estaba escondida de la cámara y del viento detrás de unas rocas, cambiando las cintas y dando vuelta los discos cuando se hací­a necesario. Veí­a al sol de media-noche que flotaba en lí­nea recta sobre una cadena de montañas atrás del lago, mientras escuchaba aquella música, tan precisamente dislocada, interrumpida continuamente por el ritmo marcado del viento. El video dura 68 minutos y se llama "E pur si muove" (2007), la frase que habrí­a dicho Galileo después de firmar el documento en el que negaba estar de acuerdo con la teorí­a heliocéntrica de Copérnico, para salvarse de la hoguera: "Y, entretanto, se mueve".

LatinArt:  Describes intensamente la afección que te produce el desplazamiento y la (dis)locación permanente del viaje en tu obra. ¿Podrí­as decir que es un modo de creación propio y actual pensar las relaciones que vinculan los tópicos de la ciudad, la vida, el azar y el lenguaje en las prácticas contemporáneas del arte?

Carla Zaccagnini:  El azar y el lenguaje son asuntos que me interesan desde siempre y que ese desplazamiento pone en foco. Tal vez sea por eso que encontré en las residencias un campo de actuación posible. Así­ como la traducción pone en evidencia al lenguaje, la mirada hacia un lugar desconocido pone en evidencia cosas que podrí­an pasar inadvertidas en nuestra ciudad y nuestra rutina. En esos momentos agudos, el azar - que siempre depende de nuestra percepción - encuentra mayor espacio de maniobra.

Por otra parte, no podemos olvidarnos de que ese es un modo de creación que coincide con las demandas de organismos internacionales culturales y diplomáticos. Un modo de producción que tiende a resultar en representaciones poco corrosivas, poco incómodas, de esos lugares donde se está solo por algunos meses, listas para circular en revistas especializadas y exposiciones, adensando el imaginario visual de esas ciudades y de esos paí­ses. Seguro que hay una potencia en esas respuestas inmediatas, pero hay también muchos lí­mites. Y me parece que es importante intercalar esos momentos de tránsito, de movimiento, con momentos reflexivos, de análisis. Pensar como las diferentes piezas se encajan, como los trabajos se relacionan entre si, cuales son los focos que se mantienen, cual es la lí­nea que los une, qué es, finalmente, lo que estamos mirando y diciendo y ayudando a construir o a deconstruir.

LatinArt:  ¿Y qué puedes contarnos de tu participación en dos propuestas de exhibición en Buenos Aires este año? Me refiero a Vida Pública curada por Karina Granieri y Del arte no polí­tico a la metáfora de los huevos del tero,
curada por Esteban Alvarez en el CCEBA?

Carla Zaccagnini:  Antes que nada, para mi es muy importante esa conexión con Buenos Aires. Aunque toda mi formación como artista haya sido en Brasil, donde vivo desde los 8 años, creo que hay algo en mi trabajo que tiene que ver con la literatura argentina. Y con un poder de sí­ntesis que creo ver en el arte argentino, aunque no estoy segura de que esa no sea una generalización de las que es mejor evitar. En la exposición del CCEBA mostré el video hecho en Finlandia, A-ç. Fue presentado sin subtí­tulos, lo cuál poní­a a los visitantes de la muestra en una posición semejante a la de las dos bailarinas involucradas en el diálogo, sin tener conocimiento del contenido total de la conversación, entendiendo las cosas a medias.

En Vida Pública mostré un trabajo que se llama Jogo transparente [Juego Transparente] (2006-07), que es un juego de cartas de póquer impreso en serigrafí­a sobre vinilo cristal, o plástico transparente. Es un cambio muy sutil
pero muy directo en un objeto de forma y función conocidas. Los juegos son situaciones sociales donde las reglas son claras y tienen que ser obedecidas para que la cosa funcione. Hacer las cartas transparentes permite que se jueguen los mismos juegos con las mismas reglas, pero excluye la posibilidad del blefe [engaño] y la mentira. A mi me gusta jugar así­. Y me interesa proponerlo como una posibilidad generalizada. Una vez una persona me vio con las cartas y me preguntó si serví­an para leer el futuro. Yo prefiero pensar que pueden servir para escribirlo.




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