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Acamonchi








transcripción de la entrevista

Fecha de la entrevista: 01/05/2003
Lugar: E.U.A.
Tema: Entrevista con Gerardo Yepiz / Acamonchi
Entrevistador: Donna Conwell

LatinArt:  ¿Qué es Acamonchi?

Acamonchi:  La palabra en sí­ significa "paseo en hombros". Es una palabra de la jerga que se emplea en mi pueblo natal de Ensenada, México. No tiene ningún significado en particular. Simplemente suena graciosa. Acamonchi comenzó como fanzine. Se desarrolló a partir de mi interés por la prensa underground. Más tarde me atrajo la actividad del cí­rculo del graffiti en los Estados Unidos (arte guerrillero, no necesariamente vinculado con las pandillas, sino activismo radical). Este interés me motivó para desplazarme desde el fanzine al trabajo de esténcil callejero. Es grandioso crear el fanzine, pero cuentas con un público limitado. En las calles todo el mundo puede ver tu obra. Tuve la sensación de que la información y el tema que deseaba abordar debí­an presentarse a todo el mundo, no solamente a quienes formaban parte del circuito underground. A partir de entonces comencé a pintar y ése fue el origen de la totalidad del proyecto Acamonchi.

LatinArt:  Acamonchi es un colectivo de trabajo, ¿verdad?

Acamonchi:   Lo es y no lo es. Todo depende del caso. Algunas veces trabajo solo, otras veces es un grupo de amigos que crea mis imágenes. Me gustarí­a verlo como un colectivo de trabajo, pero frente a las obligaciones soy el único responsable: las cuentas para pagar, los compromisos para cumplir. Siempre me gusta hablar de nosotros. Intento ayudar a mis amigos en todo lo relacionado con el diseño Web/gráfico y con las bellas artes. Mi sitio Web hospeda los sitios Web de otros artistas. Si me invitan a un evento y existe la posibilidad de presentar la obra de otros artistas allí­, lo hago; o pinto la mitad de una obra y pido a alguien que la termine para que pueda participar. Estoy siempre abierto al trabajo de otras personas, especialmente si son buenos y honestos y si somos amigos. Supongo que poseo una mentalidad colectiva. Intento crear un espí­ritu de comunidad.

LatinArt:  La posibilidad de que se puedan descargar esténciles de su sitio Web estimula también esta especie de mentalidad colectiva. Todas las personas pueden participar en su proyecto al difundir sus imágenes individualmente.

Acamonchi:  Sí­, hay una plantilla que se puede descargar. Algunas de mis imágenes están a disposición de todos para que las utilicen en el momento que deseen. No pienso incluir todos los esténciles que he creado en el sitio Web porque quisiera reservarme algunas de las imágenes. Es una especie de marca registrada. También me gustarí­a que el público viera nuevas obras que no se encuentran en el sitio Web. Es necesario mantener vivo el misterio.

LatinArt:  ¿Podrí­a referirse a la relación entre su obra y la cultura popular?

Acamonchi:  Mi obra rescata múltiples aspectos de la cultura mexicana norteña. En 1994 Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial mexicano del PRI, fue asesinado en Tijuana. Se dijo que lo habí­a matado un fanático desconocido, pero todo el mundo sabí­a que el responsable era su propio partido. Hubo un total encubrimiento. El episodio de Colosio es una especie de caso J.F. Kennedy en México. Entonces, ¿qué conclusión sacamos? La conclusión es que como ciudadano mexicano no te ampara ningún derecho. Cualquiera puede matarte y nunca se hará justicia. Por ello comencé a utilizar su imagen en mis esténciles y más tarde a ironizar sobre la situación. En 1999, cuando el PRI llevaba a cabo su campaña para elegir el próximo candidato a la presidencia de México, agregué la palabra regresaré a la imagen de Colosio. Querí­a destacar que todo eso era la misma basura que antes. Luego comencé a dibujarlo con un casco de astronauta en la cabeza, con traje de vaquero y con otros atuendos cómicos.

También utilicé la imagen de Raúl Velazco de Televisa. Hice un Velazco ranchero, un Velazco motociclista gay, entre otros. No me interesan las personas en particular, sino lo que cada una de ellas simboliza. Colosio representa a la polí­tica corrupta de México. Velazco es sí­mbolo de los medios masivos de comunicación y el uso que se hace de ellos para alienar y manipular a las personas: desde la música que se supone que deben escuchar, los lugares donde deben hacer sus compras o ir a comer. Mi obra es una reacción contra todo eso. Es una obra muy polí­tica, pero también muy divertida. No quiero hacer arte polí­tico insulso que nadie esté en condiciones de comprender o apreciar. Por ello la mayor parte de mi obra está compuesta por chistes: comentarios divertidos destinados a promover la reflexión.

Otro aspecto de mi interés por la cultura popular es el hecho de que gran parte de mi obra, especialmente mis pinturas, está basada en anuncios publicitarios hechos a mano en México en el estilo que puede verse por todas partes en Tijuana. Las personas que realizan estos anuncios no tienen habilidades artí­sticas ni conocimientos de diseño gráfico o tipografí­a. Se limitan a llevar a cabo aquello que sea conveniente y en ocasiones los resultados son impresionantes. Cada paí­s tiene su arte folklórico. Este trabajo es en gran medida una expresión popular muy pura. Tijuana es un entorno multicultural donde comienzan el primer y el tercer mundo. Esa transición es muy extraña y como artista te aporta numerosas ideas con sólo mirar a tu alrededor.

LatinArt:  Debido a la especificidad cultural de su obra, ¿cuál es la respuesta del público fuera de México?

Acamonchi:  Algunas veces me preocupa estar creando barreras entre mí­ mismo y otras personas, como si dijera: "si no eres mexicano no tienes permiso para comprender mi obra". Sin embargo, en cierto modo eso es una tonterí­a. Existen muchas formas de arte aptas para todo público. Si pensamos en el trabajo que se lleva a cabo en los Estados Unidos, realmente los artistas no tienen en cuenta si las personas de otros paí­ses comprenden su mensaje. Me siento culpable porque deberí­a realizar una obra que todo el mundo pudiera apreciar. Pero, al mismo tiempo, hay mucho trabajo por hacer y mucho para decir acerca de México, y definitivamente estoy dedicando toda la energí­a a esta clase de proyectos.

LatinArt:  ¿Qué opinión le merece el interés internacional por lo que ocurre en Tijuana y por su propia obra?

Acamonchi:  No esperaba que se produjera una reacción de tal magnitud. Me parece que todo surge a partir de Nortec. Hay muchí­simos artistas en Tijuana. Se realizan trabajos muy buenos tanto en diseño gráfico como en pintura y escultura. Siempre existió una comunidad artí­stica en Tijuana, pero tal como dije, creo que Nortec contribuyó fundamentalmente a otorgarle un lugar en el mapa. Todo este fenómeno es bastante divertido. El año pasado la gente de Nortec organizó una fiesta en Tijuana y allí­ estuvieron David Jay y Daniel Ash de Bauhaus. Le pregunté a mi amigo, "¿tan aburrido estará el panorama en Inglaterra que tienen que venir a Tijuana o será que Tijuana es realmente atractiva?". Si hace diez años me hubieran dicho que habrí­a una fiesta en Tijuana y que vendrí­an los integrantes de Bauhaus, me hubiera dado risa. Y la mayor ironí­a del caso es que en mi adolescencia fui rockero punk y mis influencias eran las bandas británicas como Crabs, GBH y Discharge. De modo que todo este interés por lo que ocurre en Tijuana es una especie de devolución.

Por mi parte, supongo que siempre intenté llegar al ámbito internacional, incluso antes de Acamonchi y Nortec. En una época fui artista postal. Enviaba arte por correo a todo el mundo: cintas, cadenas postales, collage, poesí­a visual, grabaciones de emisiones radiales que remití­a a Francia y a la India, donde incluso la mayor de las tonterí­as que se escuchaban por radio era algo diferente. Eso fue antes de que surgiera la Internet. La Internet produjo una explosión en las comunicaciones: en la actualidad es posible sintonizar estaciones de radio de todo el mundo. Abandoné el arte-correo este año. Me es imposible sostenerlo. Es demasiado costoso y estoy demasiado ocupado.

LatinArt:  ¿Se considera parte de una comunidad artí­stica de frontera? ¿Qué apreciación hace de su obra en relación con el arte de frontera que se produjo durante la década de los años ’80?

Acamonchi:  En mi opinión, gran parte de la obra que se creó durante la década de los ’80 en torno al concepto de frontera no es realmente muy comprometida ni provocadora. No llega a reflejar acabadamente la situación. No quiero llevar una etiqueta en la espalda donde diga que Gerardo es un artista de frontera o un artista del graffiti de frontera o un artista chicano. Creo que no es ésa la cuestión esencial. No cuento con patrocinio de ninguna clase. No he recibido ningún subsidio y considero que eso me da derecho de hacer todo aquello que se me de la gana. Serí­a grandioso contar con un subsidio, me ahorrarí­a bastantes dolores de cabeza financieros, pero al mismo tiempo y en este momento no siento la necesidad de ajustarme a las reglas del juego. Puedo hablar acerca de cuestiones relacionadas con la frontera sin caer en el cliché o el facilismo.

LatinArt:  En relación con su respuesta, usted afirma en su sitio Web que Acamonchi no está integrado por chicanos y que tampoco tiene el propósito de transformarse en chicano. ¿Qué significa eso?

Acamonchi:  De hecho, me veo a mí­ mismo como un mexicano que vive en los Estados Unidos. No soy mexico-estadounidense ni chicano. Muchas veces me siento frustrado, cuando el público que ve mi obra y se entera de que soy mexicano asume que soy un artista chicano. Los artistas chicanos realizan una labor polí­tica, pero yo no me propongo hacer lo mismo que ellos. No tengo el mismo conflicto de identidad: la necesidad de conservar mi identidad social, polí­tica y cultural, porque me hayan tratado como miembro de una minorí­a. Los chicanos intentan rescatar sus valores culturales y su espí­ritu de comunidad. Hay mucho para decir acerca de su trabajo y de su apoyo a cuestiones relacionadas con la frontera, en particular la inmigración, pero también observo una serie de clichés en su arte. Por ejemplo, la influencia católica, la abundancia de ví­rgenes como referencia a la cultura mexicana. Creo que México es mucho más que eso. Tuvimos una formación católica sólo por imposición.

LatinArt:  En la actualidad usted vive en San Diego con su esposa, ¿le ha resultado una experiencia positiva trabajar aquí­?

Acamonchi:  ¡Absolutamente! He estado en este taller durante algo más de un año y ha sido una experiencia grandiosa. Hice muchí­simas cosas: conferencias para niños sobre diseño gráfico, eventos y numerosos trabajos. Creo que hay un notable talento en México, pero algo que detesto de mi paí­s es que, por lo general, sólo los ricos tienen la oportunidad de participar. Ser rico en México está vinculado a una cuestión de color. La mayorí­a de los mexicanos ricos son descendientes de europeos blancos. Las oportunidades en el terreno de las artes suelen aprovecharlas aquellos que tienen dinero. Si vienes de otro paí­s, especialmente de Europa o de Estados Unidos, serás bienvenido y te tratarán realmente bien, pero a los miembros pobres de la sociedad mexicana se los trata muy mal. Y con respecto a las artes sucede lo mismo. Hay artistas que tienen éxito y verdadero talento, tal como Daniella Rossell y Miguel Calderón, pero también existen muchos artistas que han llegado a la posición en que se encuentran porque pertenecen a una determinada clase y porque tienen determinadas amistades. Han recibido subsidios, pero en realidad no abordan sus proyectos con suficiente energí­a. Mi intención es luchar contra eso.




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