Fecha de la entrevista: 01/05/2001
Lugar: Brasil
Tema: Entrevista con Rosángela Rennó
Entrevistador: Maria Angélica Melendi
LatinArt: ¿Sería posible afirmar que desde los primeros momentos te mantienes fiel la un modus operandi que podría clasificarse como de coleccionista el de archivista?
Rosángela Rennó: Sí, soy una coleccionadora compulsiva, me gusta la materialidad de las cosas. Por ejemplo: las fotos dentro de los álbumes, las diapositivas en los carruseles, los sobrecitos antiguos para guardar negativos. Cuando comencé a trabajar con apropiación, lo hacía básicamente con fotografías de familia, elegidas por razones subjetivas. Usé varias imágenes del archivo de mi padre, por ejemplo, que era una especie de fotógrafo oficial de la familia. Al mudarme para Río de Janeiro resolví buscar estudios populares, con el objetivo de adquirir mas material, y acabé deparándome con un gran volumen de imágenes cuyo destino era la terminar en la basura. Paralelamente, comencé a estudiar cada vez más la historia de la fotografía.
LatinArt: ¿Cómo aparece el texto en tu obra?
Rosángela Rennó: En consecuencia de la ampliación de mi repertorio de imágenes, percibí que, de la misma manera que las personas tienen un ciclo de vida, las fotos también lo tienen. Ellas nacen, cumplen su función durante cierto tiempo y después mueren. Entonces, comencé a preguntarme: ¿Cuál sería el destino de una imagen, su ciclo de vida? ¿Cómo y por dónde circula? ¿Cuándo caduca o pierde la validad? ¿Cuál es el circuito donde está inserida? ¿Qué papel cumple dentro de ese circuito? Percibí que algunas fotografías tienen un ciclo de vida bien corto, como la foto de carácter periodístico, por ejemplo. Ya, fotografías como la de la niña vietnamita, no mueren, continúan a circular sea como imagen o como referencia escrita. Si uno lee una referencia textual sobre la fotografía, no precisa verla, basta un comentario para rehacer la imagen mentalmente. Ahí está a base de mi proyecto Archivo Universal, un work in progress iniciado en 92 que sigo alimentando hasta hoy.Comencé a apreciar y a entender la mecánica de la imagen periodística y, en contra-partida, del potencial imagético ofrecido por el texto periodístico. Ya era coleccionadora de fotografías originales en papel, negativos y negativos de vidrio y me torné también una coleccionadora de recortes de jornal. Percibí que era muy común encontrar relatos sobre algunas fotos específicas y pasé a analizar la manera en que los periodistas exploraban un asunto privado, ligado a una imagen en particular - a veces una simple imagen de carácter íntimo - para hablar de cosas genéricas. Observé que la prensa usaba la descripción de una cierta foto, pero, la mayor parte de las veces, no la publicaba. La imagen era solamente un pretexto para hacer una llamada sobre un asunto más amplio. A veces, pura exploración sentimental.
LatinArt: ¿Cuál es tu relación con la fotografía?
Rosángela Rennó: Mi relación con la imagen fotográfica y, particularmente, con la imagen hecha por mí es compleja. La foto de familia, por ejemplo, me gusta mucho pero siempre me frustra, porque nunca responde a mi deseo de recuperar el momento fotografiado. Resta solamente aquella sensación de algo que ya pasó y que no puede ser nunca más revisitado. Miro para ellas y me parece que las fotos son todas iguales a las de cualquier otra familia y, extrañamente, me parece que la que está en esa foto no soy yo y que esa no es mi familia. Para mí, la fotografía siempre crea un mundo paralelo. No consigo establecer una conexión entre ella y lo representado. Cuando trabajo con las fotografías que fueron descartadas por otros, es más fácil, porque me siento dentro de una especie de "línea de tiempo independiente" y, entonces, comienzo a crear nuevas maneras de tratamiento para dar otra visibilidad a las imágenes; para proponer estrategias que permitan que las imágenes puedan ser vistas de nuevo, en otro contexto, desempeñando otro papel.
LatinArt: Recientemente has trabajado con video, habla de esa experiencia.
Rosángela Rennó: El vídeo Espejo Diario es un trabajo que no está relacionado con la fotografía, pero tiene mucho que ver lo que hice hasta hoy. Es un colage de textos compilados de diarios, artículos que leí, recorté y clasifiqué durante ocho años y que se refieren a acontecimientos con mujeres llamadas Rosángela, historias reales que fueron noticias de diarios. A partir de ellas, hilvané el relato de una única (y ficcional) Rosángela. Cada historia corresponde a un día en el diario de vida de una Rosángela imaginaria, un personaje especial, múltiplo e imposible. Hoy evalúo esa experiencia en vídeo como la "posibilidad" de una secuencia de 133 retratos 3x4, de identidad, alargados o expandidos en el tiempo.
LatinArt: ¿Cómo surgió ese trabajo?
Rosángela Rennó: Siempre tuve problemas para aceptar mi nombre de pila. Entre 1992-1993, leí en el diario una noticia sobre el secuestro y posterior liberación de una mujer de clase alta en Río de Janeiro: "Rosángela fue liberada mientras rezaba". Me pareció genial, la primera mujer de clase A con un nombre tan popular, que se vuelve noticia. A partir de ese momento, comencé a coleccionar artículos en los que apareciera el nombre Rosángela y cuando percibí que ya tenía alrededor de treinta, pensé en hacer un diario. Pasé los textos originales para mi amiga, la escritora Alicia Duarte Penna, la única persona que conozco que lleva un diario desde los 17 años de edad. Ella rescribió el texto en los moldes de un diario personal y después escribimos el guión. Yo produje, dirigí y actué en el vídeo, intentando hacer un pacto con esas mujeres que nunca vi, que nunca veré y que no sé cómo son. El trabajo fue realizado con una Beca Vitae de Arte (1998) y parte de una beca Guggenheim que recibí en 99. En el vídeo, yo personifico todas las Rosángelas. Para mí, es una manera de resolver mi dificultad con la representación, con mi propia memoria. Con el hecho de no gustar de mis imágenes, de preferir la memoria de los otros, y muchas veces la falta de memoria de los otros... La amnesia ajena, es mucho más interesante, tal vez pueda trabajar con ella con más intimidad, con más libertad. Por otro lado, en la otra punta de la cuerda, fue justamente la imposibilidad de identificarme con todas las otras Rosángelas que me autorizó a entrar en el territorio de ellas. O sea, colocar las palabras de las otras en mi boca, sin tener que intentar interpretarlas, o imitarlas, sin tener que transformarme en actriz de la noche al día.
LatinArt: En tus últimos trabajos, la instalación y el libro Bibliotheca retornas a los archivos familiares.
Rosángela Rennó: La instalación Bibliotheca se compone de un conjunto de 37 mesas / vitrinas que contienen los 100 álbumes de familia, viajes y colecciones de diapositivas que encontré, me regalaron o compré en "rastros" de distintos países, a lo largo de 10 años. Lo que se ve en la parte superior de las vitrinas de la instalación es una fotografía, reproducción fiel, en escala 1:1, del contenido, es decir de los álbumes cerrados y de las cajas de diapositivas tapadas. Estos sólo se pueden ver por las laterales de vidrio de las vitrinas. Se trata de impedir la "experiencia del objeto", la última profanación de algo que ya fue desacralizado y, al mismo tiempo, se pretende abrir una discusión sobre el papel del museo como cultura de masa. Crié un código de colores para el fondo y la estructura de las mesas en función del origen de las imágenes y el origen del objeto. Ese código puede ser descifrado a través de un mapa-mundi y un pequeño archivo de acero pintado de negro. Ese archivo guarda en sus cajones las 100 fichas donde se registran informaciones acerca del contenido de cada álbum, un trabajo de "archivista", una pequeña ficción creada a partir de la observación de las imágenes, sus conjuntos y contenedores. El libro de artista "Bibliotheca", complementa el conjunto homónimo de vitrinas, contiene cerca de 350 fotografías, y se trata de la reunión de las mejores imágenes extraídas de los álbumes. Es un libro/objeto impreso en policromía, de tapa dura. Sus dimensiones reducidas (15 cm. de alto por 20 cm. de ancho) y su formato horizontal propician la asociación con los álbumes convencionales y preserva el carácter intimista de la relación entre el espectador y la imagen particular.
LatinArt: ¿Por qué "Bibliotheca"?
Rosángela Rennó: "Bibliotheca" es una referencia al libro homónimo de Focio, que contiene el resumen de los libros principales leídos por el y desaparecidos o destruidos, y se relaciona de inmediato al contenido narrativo de los álbumes que jamás serán abiertos nuevamente.
LatinArt: ¿Cómo surgieron las imágenes de la Serie Roja (militares) que vas a presentar en la Bienal de Venecia?
Rosángela Rennó: Son un recorte de mi colección de álbumes de familia y de negativos de vidrio. En realidad son el final de una serie, comenzada en 1996. Yo quería discutir el retrato burgués, para eso me interesaba usar fotos posadas con el fondo lo más neutro que fuera posible: retratos hechos para salvaguardar a los seres de la muerte espiritual. Entre 1996 y 1997 hice las cinco primeras fotos, en ese momento había una única imagen femenina, una niña con un ramo de lirios en los brazos. Parece una foto de estudio pero se ve que el fondo es un paño mal estirado. La llamé Lilies. A ese grupo también pertenecen la foto de un bebé, otra de un niño ante un árbol. Más tarde incluí el primer hombre uniformado. Era la foto de un integralista, un negativo de vidrio que compré en una librería de usados en Niteroi, en 1998. Después compré tres negativos de vidrio de un mismo niño que perteneció a la Juventud Nazi, en un mercado de pulgas en Viena. Es una secuencia muy impresionante, porque la fisonomía del niño va cambiando hasta la fotografía en que está de pié, posando con el uniforme de la Juventud Nazi. Acabé montando un díptico que lo muestra en de los momentos. En el primero, vestido con un uniforme típico de boy-scout, el muchacho tiene una mirada muy dulce, casi tierna. En la segunda imagen la postura es totalmente diferente, mudó el corte de cabello, la mirada, la pose. Ya adoptó la postura típica de los nazis, con la mano izquierda apoyada en la hebilla del cinturón. A partir de ese díptico decidí usar solamente fotos de militares.
LatinArt: ¿Relacionas de alguna manera esas imágenes con la violencia do mundo contemporáneo?
Rosángela Rennó: En verdad, hay varias cosas en juego. No es sólo esa cuestión de maldad o de violencia latente en esas imágenes comunes de álbum de familia. Hay otras lecturas que me interesan. Cuando presenté esos trabajos, en la Bienal/ 50 Anos, Regina Silveira comento que eran muy impresionantes, por el color rojo sangre, pero que las fotos eran muy románticas. Llevé un susto al oírla hablar así, pues la última cosa que quería era que vieran aquellos militares como románticos. Pero observando mejor, pensé si ella no tendría razón. ¿No serán, al final, románticos? Volví a evaluar las imágenes y, de las dieciséis que componen la serie, diría que, un tercio es realmente de fotos que se podrían apreciar como imágenes románticas. Comencé a pensar sobre la serie y percibí que ellas funcionan bien exactamente por ser "románticas" y supuestamente inofensivas. Lo asustador es justamente que seamos capaces de mirarlas con alguma ternura y entonces, el rojo sangre funciona como una advertencia, para nos recordar que esa ternura es inaceptable. Cuando pensé en la Serie mi propósito era realmente borrar cualquier posibilidad de glorificación, asociada a la pose típica del "portrait bourgeois". Pero lo que pesó más, en el momento de reunir y elegir las imágenes, y que, de cierta forma ridicularizaba la idea de gloria, era la cuestión de la vanidad masculina asociada al uso de los uniformes.
LatinArt: ¿Cómo ves esa relación hombre/uniforme?
Rosángela Rennó: Pienso que a los hombres les gustan los uniformes, pues creen que ellos le otorgan poder. Incluso, al trabajar las fotos fueron reforzados, de propósito, ciertos aspectos del uniforme.
LatinArt: Este año se cumplen diez años de tu primera participación en la Bienal de Venecia. ¿Que es lo que cambió en tu trabajo en ese tiempo?
Rosángela Rennó: Me parece que la primera constatación, bastante obvia, es la propia madurez en la práctica contemporánea del arte. Uno, como artista, aprende a economizar las formas, el uso de los medios de producción y los conceptos con los que trabaja. Por otro lado, tornarse profesional es ganar credibilidad (cuando se trabaja con honestidad e limpieza, es claro...) eso hace que las cosas sean más fáciles. Pero, aún veo varias cosas penosas, como desarrollar proyectos específicos que no son muy rentables, o son demasiado caros, como los que dependen de terceros o necesitan alta tecnología. Doy algunos ejemplos. Producir fotografía en Brasil todavía es un poco como jugar a la "ruleta rusa": a veces es técnicamente imposible o arriesgado. En vídeo, hoy en Río de Janeiro, podemos literalmente hacer cualquier cosa; hay estudios de producción con la tecnología mas arrojada posible pero hay que rezar para no tener que vaciar el bolsillo cuando se sale del estudio con el trabajo pronto. Producir libros de artista aún es un problema: son caros y venden poco. Nadie quiere invertir. Por lo tanto, enfrentamos problemas que independen de la extensión del currículo, son simplemente problemas inherentes a la actividad cultural de cualquier país en vías de desarrollo. Maria Angélica Melendi nació en Buenos Aires, Argentina, vive y trabaja en Brasil desde 1975. Es profesora adjunta del Departamento de Artes Plásticas de la Escola de Belas Artes de la Universidad Federal de Minas Gerais y becaria del CNPq., Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico. En la actualidad investiga las manifestaciones del arte visual, en relación con el escenario político de América Latina, con énfasis en las estrategias de memoria e identidad, asunto sobre el cual publicó artículos en libros, periódicos y revistas académicas.
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