Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires,
29/09/2004 - 22/11/2004
Buenos Aires , Argentina
La Colección Jumex en Buenos Aires
por Viviana Usubiaga
Finalmente, las obras de Louise Lawler, permiten disponer de un punto de referencia crítico vinculado a las temáticas desplegadas en esta colección. Son registros ambientales de reconocidas piezas de arte pertenecientes a las últimas décadas. Nos invitan a reflexionar sobre la relación que el arte actual establece consigo mismo, desde su propia especificidad, y fuera de sí, a partir de la potencialidad de su uso. En un monólogo silencioso, casi tautológico, cada obra retratada establece un contrapunto con otro objeto, espacio intermedio o situación ajena al arte. Una escultura espejada de Donald Judd se contrapone al logo impreso de un lagarto sobre la tela blanca del sillón que se encuentra debajo de éste. El número cuatro pintado en la tela de Jasper Johns, está flanqueado por dos puertas. Cada entorno en el cual se encuentra inmersa la obra establece una particular conexión del arte con el mundo cotidiano. La posibilidad de registro de ese tipo de situaciones nos retrotrae a las preguntas iniciales que sobrevuelan a esta exhibición, vinculadas al uso del término ‘contemporáneoí: cómo constituir una colección hoy en día; cuáles son las narrativas posibles en el arte actual; qué relaciones históricas guardan entre sí; dónde se ubica el valor de una obra; cuáles son los factores que influyen en la construcción del mercado del arte o cuál es el proceso de legitimación de un artista.
Esta exhibición abre los interrogantes en varias direcciones pero a la vez construye su propia hipótesis a través de una selección de obras, un modo de presentarlas y un corpus teórico al respecto. Se trata de agrupar nombres y prácticas, previamente testeadas en el circuito oficial de galerías, museos y bienales internacionales, para fijarlas y confirmarlas en el propio mercado. A su vez, es notable el alto nivel de producción y consumo que involucra importantes sumas de dinero para la realización de muchas de estas obras, ejecutadas bajo procesos similares a aquellos que, por ejemplo, utilizan las industrias cinematográficas comerciales. Desde las complejas y costosas puestas en escena del fotógrafo neoyorkino Gregory Crewdson, pasando por las controvertidas acciones remuneradas que registra Santiago Sierra, hasta el gigantesco backlight de Jeff Wall, estas realizaciones dan cuenta de un modo de hacer arte altamente profesionalizado e imbricado con el flujo económico del mercado global. Un arte concebido desde los avances tecnológicos y que a su vez, utiliza materiales y recursos especializados en todas sus etapas de realización. En este sentido, parecería ser que el proyecto de integración del arte con la sociedad, arte-vida, planteado por las vanguardias artísticas de principios del siglo XX , ha encarnado en este tipo de interdependencias que diseñan la condición híbrida del arte actual, disuelto en los mecanismos del mercado.
|
