MAC, Museo de Arte Contemporáneo ,
11/06/2009 - 08/09/2009
Santiago de Chile, Chile
Post-It City: Ciudades Ocasionales
por Cristián Gómez Moya
Este marco conceptual responde a un intento por desmontar las convicciones dadas por los mecanismos de la gobernabilidad que promueven la única ciudad posible, la única ciudad deseable. Contra los códigos impuestos por el disciplinamiento y la capitalización de la urbanidad, los agentes involucrados en este proyecto han interpelado tanto las habituales categorías de espacio público como los marcos políticos que resguardan las escalas de seguridad ciudadana, los informes de civilidad, los mercados económicos formales, etcétera. En consecuencia, han conseguido promover un modelo de trabajo a partir de las gramáticas de la superficie territorial "algo parecido a lo que Michel de Certeau denominó los “enunciados peatonales", y asimismo, han confrontado los imaginarios construidos desde los usos dispersos y contradictorios que subyacen en la idea preconcebida de la ciudad por antonomasia.
La ciudad, si bien soporta el problema de fondo de este proyecto, ésta misma no se evidencia por las maneras de definirla urbanísticamente, sino más bien por las formas de practicar una economía de la habitabilidad en la esfera pública, en los márgenes que determinan la exclusión a un lugar y el derecho al espacio. En este sentido se podría decir que la ciudad no se autorregula. La apuesta de sus comisarios y artistas es, por tanto, examinar el espacio de ocupación temporal de la ciudad con documentos de prácticas cotidianas y registros etnovisuales que, en buena medida, describen el campo de fuerza de las transacciones informales, las apropiaciones creativas, el diseño de intercambios, las economías parasitarias, las plusvalías de la diferencia, las políticas del desecho y la marginalidad, entre muchos otros, y de este modo también se distancian de los tópicos más habituales sobre la remodelación urbana, la gentrificación, la ghettización, la planificación cívica, etcétera.
Como aparato de (seudo) investigación, que se jacta de confrontar las estadísticas oficiales por medio de pequeños casos de estudio en los lugares más dispersos del globo (entre ellos Sao Paulo, Mühlviertel, Allahabad, Málaga, Taipei, Belo Horizonte, Manhattan, más una larga lista de 80 ciudades), resulta evidente que sus estrategias constituyen una manera de hacer ver tanto las micropolíticas de ocupación espacial menos consumibles y más desechables por las megapolíticas urbanísticas, como así también el espacio de relaciones sociales que hacen posible la sobrevivencia cotidiana de la diáspora y la inmigración, la mejor disponibilidad de recursos en zonas periféricas o la resolución de problemas en la convivencia inmobiliaria. Muchos otros casos son advertidos y puestos en circulación por los grupos de investigadores que se han sumado a este proyecto, teniendo en mente las contradicciones entre asumir una ciudad por excelencia y producir una práctica de subjetividad capaz de subvertir los espacios de control.
Bajo el palimpsesto que plantea este modelo de proyecto e investigación, no podemos omitir la genealogía histórico-epistémica de Post-it city. Siguiendo en alguna medida la matriz imperante entre los teóricos e intelectuales afines al tropos de lo cotidiano, como sería de Certeau, y tributarios de un pensamiento sobre el espacio social, como habría sido el neomarxista Henri Lefebvre, la dirección de sentido de Ciudades Ocasionales nos señalaría diferentes modos de hacer y pensar, vinculados a la intervención del espacio de uso cotidiano en toda su magnitud y poder de extrañamiento. Por esta razón, resulta bien significativa la declaración de principios políticos desde los que parte uno de los principales artífices del proyecto, Giovanni La Varra. Sus referentes son las acciones y técnicas puestas en acto por la renombrada Internacional Situacionista (1957), impulsada entre otro/as por Pinot-Gallizio, Verrone y Debord, como antesala de la disrupción ideológica del Mai 68 en Europa central, y sus conexiones con las no menos dominantes vanguardias occidentales.
Posicionarse en este eje neurálgico, para levantar un programa de contralectura de la ciudad por todo el globo, dice mucho. Sin embargo, no dice tanto como para comprender las micropolíticas de sentido que subyacen en una ocupación territorial en casos tan disímiles como: el Kumbh Mela de los peregrinos de la India, el alquiler de espacios domésticos en las periferias de Santiago de Chile, el “Día de los muertos” en los cementerios de La Paz, el famoso Burning Man en el desierto de Nevada o las ocupaciones en La Cuenca del Riachuelo-Matanzas en Buenos Aires; así como tampoco para justificar una propuesta reflexiva sobre la ciudad en su propia zona de protección cultural. Podríamos suponer que para huir del espectáculo culturalista parecería buena práctica anteponer las estéticas micropolíticas en clave de nuevas metáforas multiculturales de ocupación de lo cotidiano "en este caso, no es un detalle menor el uso del logotipo “post-it” que designa aquellas pequeñas hojas de papel autoadhesivo bajo sello de branding, que no dejan huella, señalan lugares y ayudan a recordar múltiples ideas ". No obstante, para construir una investigación crítica de los pormenores y avatares de las tácticas de sobrevivencia en las zonas periféricas de Asia o América Latina, así como en las grandes megalópolis, no parece del todo suficiente partir de los experimentos de ocupación urbana heredados de los Situacionistas en el centro de Europa, ni mucho menos producirla a través de una maniobra de multiculturalidad corporativa.
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