Venice Biennale,
01/06/2007 - 21/11/2007
Venice, Italy
52ava Bienal de Venecia (2007)
por Cecilia Canziani
El Pabellón Italia, al igual que el Arsenale, se sentía como un campo de batalla, todo desperdigado con ruinas. Uno salía de de la exhibición - con su ordenado despliegue paratáctico, su ritmo cautoó con la sensación de que no quedaba ya más que decir. Que el silencio que recorría las salas, correspondía al silencio que escuchamos en los espacios públicos de nuestras ciudades. Que la batalla ha sido perdida.
Por segunda vez consecutiva, después de la edición anterior de la Bienal de Venecia, extrañé y muy profundamente, el conflicto, el debate, la inspiración que suscitaron las muestras de Utopia Station y de Hou Hanru, en la edición de la bienal de Franceso Bonami. Eché de menos toda esa emoción. Allí, sentí que cierta idea de la curaduría había sido examinada y con audacia: pasados los años, aún discutimos sobre ella. Algunas personas la detestaron, a otras les encantó, pero lo más importante fue que la 50ta Exhibición Internacional contribuyó considerablemente al debate teórico, fomentando asuntos en relación a la representación, a estrategias para la exhibición, distribución y comunicación. El trabajo de curaduría representó una herramienta para deconstruir e interpretar lo real vis í vis la mera representación. Este año, a pesar de -o como resultado de- la aspiración a la monumentalidad de la exhibición - todos quedamos sedados.
II. Sobre los pabellones
La Bienal de Venecia, entre las bienales y trienales del mundoóflorecientes a pesar de la aclamada y siempre declarada obsolescencia de la instituciónó encarna la problemática relación entre el arte y su geopolítica.
La dialéctica entre el centro y las periferias ofrecida por el Giardini, que presenta sobre todo pabellones de los países occidentales, y el resto de la ciudad, cuyos edificios se encuentran temporalmente ocupados por el resto de los países participantes, parece imposible de superar.
En un esfuerzo por discutir una vez más tan constreñida geografía, Robert Storr incluyó a Turquía y a China en el Arsenaleó a cambio de la centralidad de los países en el debate actual sobre el arte. Check List-Luanda Pop -una muestra fabulosamente instalada y cuidada que presenta la complejidad y variedad del arte contemporáneo en í?frica por medio de una colección privada (una decisión que sorprendió), y el primer Pabellón Italiano dedicado a Francesco Vezzoli y a Giuseppe Penone, fueron las otras dos nuevas entradas al lugar de la Exhibición Internacional.
Los pabellones de Giardini resultaron decepcionantes, con algunas pocas y felices excepciones como la de Monika Sosnowska quien representó a Polonia con una intervención en y sobre la arquitectura de la Institución; Rumania que presentó una exhibición poderosa concebida por el curador Mihnea Mircan explorando la idea del monumento en el escenario político actual (de hecho, un acto contrapuesto a la exhibición de Robert Storr); Isa Genzken, quien ambientó de forma fantasmagórica el Pabellón alemán con raras, crueles y extrañas presencias totémicas, memorias actuales, espantosas premoniciones de un futuro a corto plazo. El pabellón griego estuvo dedicado a Nikos Alexiou, cuya obra logró unir las culturas del Este y del Oeste.
Grandes expectativas surgieron con la nominación de Félix González-Torres por los Estados Unidos; la exhibición, sin embargo basada, como afirma la curadora Nancy Spector, en la propuesta avanzada por él (el artista había sido invitado previamente a la Bienal de Venecia; pero, en vista de su fallecimiento, quedaría cancelada su participación) ó fue engañosa. El espacio de exhibición se sentía abarrotado, lo cual afectó la presentación de las obras, como en el eminente caso de Untitled, un cielo sobre el cual un pájaro abre sus alas, concebido como una valla publicitaria y reducida a un empapelado (distorsionado) en el pabellón.
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