La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997(2) surge de una necesidad. Como lo expresan Cuauhtémoc Medina y Olivier Debroise, mentores del proyecto, el período que esta exhibición pretende explorar está marcado por la ausencia de reflexión crítica y por una desatención de parte de organismos e instituciones oficiales. La tarea emprendida se plantea como "un proyecto de producción de conocimiento: crear una exhibición y una publicación panorámica (...) pero también una infraestructura: formar un archivo de documentos, imágenes y entrevistas videograbadas."

"¿Cómo se escribe la historia de lo que fue mantenido al margen de la historia? ¿Cómo entender el desvanecimiento de un momento cultural y las posibilidades que abre su rescate público?" son interrogantes centrales planteadas por Debroise y Medina.(3) El proyecto se presenta como un trabajo de memoria, el rescate de un pasado reciente "marginado de la historia" según los curadores,(4) y un ejercicio de escritura histórica. Se trata de una escritura heterogénea hecha de soportes y materialidades diversas. La recuperación y restauración de obras, el rescate de testimonios y experiencias a través de entrevistas, y la creación de archivos y bases de datos disponibles para futuras investigaciones hacen de este hacer una práctica en permanente reformulación; una escritura que no aspira a construir narrativas y genealogías cerradas sino más bien a disparar interrogantes.

Ya desde el título la muestra aspira a considerar a un mismo nivel las diversas producciones estéticas volviendo inútil cualquier distinción entre "campos" o "esferas". Las 316 obras entre cine, fotografía, pintura, instalaciones, objetos, video, etc. están organizadas en nueve núcleos temáticos: "Salón Independiente", "Mundo pánico", "Sistemas", "Márgenes conceptuales", "Estrategias urbanas", "Insurgencias", "La identidad como utopía", "La expulsión del paraíso" e "Intemperie". El disenso es el espíritu común que atraviesa las distintas creaciones y éste se expresa de manera especial en la frase que en el í68 formulara Javier Barros Sierra, el entonces rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, y que hoy retoma desde el título la exposición curada por quienes la idearon junto a Álvaro Vázquez y Pilar García de Germenos: "Viva la discrepancia que es el espíritu de la Universidad. Viva la discrepancia que es lo mejor para servir".(5)

Cualquier orden cronológico que un primer acercamiento pareciera insinuar es negado por la disposición de las diversas "zonas". Más que como compartimentos estancos estas "áreas" funcionan como posibles líneas interpretativas que no pretenden agotar las significaciones de las obras allí contenidas. La exhibición habilita un tránsito que