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Arte y Teorí­a
Cuestiones acerca de lugar y espacio en el arte latinoamericano
Maria Clara Bernal Bermudez




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Johanna Calles


Brigida Baltar


Nelson Leirner


Maria Elvira Escallon


Sebastian Diaz Morales


Francis Alÿs

Luego del mencionado artículo no se produjo un cambio significativo, continuamos utilizando el término arte latinoamericano (aunque con cierto grado de vacilación) y continuamos inventando términos más esencializantes, al parecer somos incapaces de escapar a este círculo vicioso. No es mi intención sugerir que Mosquera es una especie de profeta a quien debamos seguir, pero quisiera señalar que existían allí algunas cuestiones que fueron ignoradas o reconocidas sólo en la superficie, tales como la necesidad de un cambio en la manera en que denominamos al arte que se produce en América Latina o creado por artistas latinoamericanos.

Según Mosquera, "esta noción de ‘arte latinoamericano que deja de ser arte latinoamericanoí facilita el proceso de tornar más ‘latinoamericanoí al arte contemporáneo en una práctica menos determinada por un mercado suntuario y con mayor significado cultural en relación con su contexto". Se han realizado esfuerzos en el frente curatorio, exposiciones tales como Heteropias (1991) constituyeron una propuesta para ver o para representar el arte latinoamericano desde la perspectiva del no-lugar. Dicha perspectiva desplazó el peso de la visión geográfica estereotípica del continente a un enfoque más abierto, liberando al arte de una serie de expectativas. Sin embargo, negar la existencia del lugar produce también implicancias bastante incómodas de no-existencia. Es quizás más importante en el caso del arte latinoamericano hablar acerca de "lugar no-espacial" (un lugar que se consolida sobre la base de ideas tales como comunidad en lugar de espacio geográfico).

Con esta situación en el campo de las artes, resulta paradójico el intento de utilizar el término arte latinoamericano hoy en día porque si bien éste ha tratado de redefinirse periódicamente, aún mantiene su implicancia geográfica específica. Deberíamos estar en condiciones de hablar acerca de un arte de las rutas. No obstante, también sería un concepto mendaz, si bien el contexto ya no constituye la única obsesión de la producción artística en el arte latinoamericano, tampoco ha desaparecido como preocupación. De hecho, lo que ha ocurrido es que el contexto cultural ha devenido en un material internalizado que es parte del texto. Tal como señala Mosquera, "El contexto es un factor básico en las obras de los artistas que han establecido una nueva perspectiva que, más que denominar, analizar, expresar o proyectar contextos, construye obras a partir de ellos". Por lo tanto, propongo considerarlo como un arte que busca raíces en sus derroteros.

La obra de Francis Alys gira en torno de este concepto. Alys es un artista belga que vive y trabaja en México, un artista problemático y desafiante. Tal como sus acciones al cambiar de lugar (desde Bélgica a México) sus obras son también desplazamientos o bien la abolición del lugar. Caminar es una de sus acciones más recurrentes, caminar con un imán en los zapatos a través de La Habana en 1994 o Caminar con un cubo de hielo a través del centro histórico de México en 1997. Su obra Cuando la Fé mueve montañas (realizada en colaboración con Cuauthemoc Medina y Rafael Ortega) es una pieza paradigmática en términos de lugar, espacio y territorio. Esta acción tuvo lugar en Ventanilla, Lima el 11 de abril de 2002. Se convocó a quinientos voluntarios para formar una hilera y mover una duna situada en los alrededores de la ciudad de Lima. Este rastrillo humano empujó una cierta cantidad de arena con palas a fin de mover la duna desde su posición original. El desplazamiento efectivo tuvo una proporción infinitesimal, en oposición a su resonancia metafórica.

Desde hace largo tiempo, América Latina ha experimentado preocupación por la experiencia de las fronteras y la manera de trascenderlas. Se trata del modo en que las identidades se forman, se someten a prueba y se transforman a lo largo de sus fronteras. Este proceso les otorga actualidad en una situación global donde casi todas las fronteras se desplazan, cambian, en algunos casos hasta se desvanecen y luego vuelven a conformarse. Desde todo punto de vista, en experiencias subjetivas tales como la experiencia de la subjetividad, en el tratamiento de la materia física como en el tratamiento de la información, vivimos en una época de incertidumbre. Por ello, la obra de los artistas contemporáneos no habla desde un lugar especifico sino desde su condición de trascendencia y por lo tanto su contexto no puede ser un lugar (un país) sino la zona de contacto donde confluyen diferentes culturas cada vez que el artista se detiene en sus travesías.

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