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Prácticas Curatoriales
Curarequito
Vincent Honoré




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curarequito ofreció una serie de contrastes (lo abstracto/figurativo, lo vertical/horizontal, lo material/inmaterial). En una instalación basada en las conversaciones sobre la exposición, Janneth Méndez presentó el primer paso hacia la muestra.

Utilizando un código personal y críptico, ella reinterpretó la invitación que enviamos a los artistas con la explicación del motivo, analizando nuestras palabras según el movimiento de los dedos sobre el teclado y produciendo un jeroglífico "indecidible" como un texto introductorio a la exposición.

El resultado, hecho de yeso blanco sobre una pared blanca, casi se negó a encarnarse, con lo cual agregó una capa formal de dificultad al desciframiento de la obra. La blancura y el tamaño de la instalación de Méndez hacen eco de la gran pila de porcelana blanca de Zeger Reyers. Su intervención contrabalanceada por su propio peso en el punto de unión de las dos salas de la exposición, personificaron la posibilidad de un fracaso, desastre o desequilibrio. Al extremo más distante del espacio, un curioso querubín trabajado por Oscar Santillán de pequeños trozos de pintura seca ocultaba un cuchillo detrás de su espalda. Esta presencia enigmática invitaba al público a caminar hasta el otro lado de la sala para ver lo que había más allá de la escultura, más allá de la exposición, y brindaba cambiantes perspectivas de la puesta en escena. La escultura de Santillán evocaba la presencia descabezada, silenciosa, abstracta de la obra de Bettina Buck en la primera sala. Se había creado una tensión física entre estas dos obras ubicadas en espacios parejos debido a sus similitudes físicas (tamaño, color, posición), aunque cada uno conservaba su individual misterio y mutismo. También lo hacía el jardín fantasmal cultivado por Juana Córdova en la mitad del espacio –una frágil presencia horizontal que contrastaba con la marcada verticalidad de las obras de Reyers y Méndez, si bien compartía sus blancuras.

El objetivo de una exposición es el de unificar una situación hecha de alteridades, presentando en con-junto. "El "con" es o constituye la marca de unión/desunión, que en sí no designa la unión o desunión como esa sustancia fija que lo sustente; el "con" no es el signo de una realidad y, ni siquiera, de una "dimensión intersubjetiva" [...] Como tal, también constituye la tracción y tensión, la repulsión/atracción del "entre nosotros". El "con" permanece entre nosotros, y nosotros permanecemos entre nosotros. Pero solo [como] el intervalo entre nosotros [...]. Por tanto, no se trata de que el "con" sea una adición a algún Ser anterior; más bien, el "con" está en el centro del Ser".

Alrededor del espacio de la exposición, ampliándolo al encerrarlo, Amande In creó una de las instalaciones más grandes de su carrera: sus cascabeles enmarcaban la exposición musicalmente en una lluvia de oro en las entradas y salidas. El díptico en video de Manuel Saiz, que mira lo absurdo de situaciones nada comunes, jugó dentro de una sala de proyección, con su negrura en contraste con la blancura de una buena parte de la exposición, como si fuera su profundidad concluyente, oponiendo lo extraño con lo banal. En torno al eje formado por estas obras y, en concordancia con las particularidades del espacio, las obras de La Limpia, Dayana Rivera, Bettina Buck, Christian Proaño y Simon Clark ocupaban los nichos del antiguo hospital, confiriendo un ritmo musical a la instalación y articulando estrategias de traslación (LaLimpia), interpretación y telepatía (Bettina Buck), revelación (Dayana Rivera), aparición (Christian Proaño) y desaparición (Simon Clark), mediante artesanías, representaciones artísticas y videos. Así como el proceso de exhibición cuestionaba el rol de los curadores, varias obras cuestionaron el rol del artista al delegar la producción de la obra a otros. ¿Quién es y dónde está el artista? ¿Es la persona que concibe la obra o quien la realiza? Proaño no tomó ninguna de sus fotografías ni reunió la mayor parte de ellas. LaLimpia dejó el diseño de sus objetos a discreción de otros que elaboraron la obra por encargo. Bettina Buck se alejó aun más del proceso de producción utilizando a un intermediario que comunicó su encargo a las bordadoras. Pero en cada uno de los casos, el proceso se origina en el artista. Aunque la intervención del artista sea apenas visible en el producto final, ella o él está sumamente presente en su conceptualización, inquietándolo y apropiándoselo.

Mirar

Una exposición es una composición rítmica de ecos, contrapuntos, resonancias, silencios, cuyo objetivo es lograr que la presencia física y la mirada de los espectadores sea dinámica. Este dinamismo tiene la ambición utópica de crear una comunidad de obras de arte y espectadores. Al animar el sensorio, la exposición procura incluir espectadores de la comunidad que ya ha creado a través de la disposición de singularidades. Pero, al tiempo de lograr esta unidad se encuentra con paradojas inevitables: que el sentido de la comunidad no es sino un sentido de individualidad no alienada y que montar una exposición es una labor de ensamblar y dividir una tarea que debe mantenerse invisible para el espectador, quien debería sentir y disfrutar de la exposición, directamente y con cierta candidez, como una trayectoria de descubrimientos. De esta manera fueron concebidos y estructurados, conceptual y formalmente, curarequito y su muestra final "Aparecidos".

Vincent Honoré

Texto revisado por Michelle Smith

Notas:

* Este texto fue realizado para el catálogo del proyecto curarequito. Cortesía de Vincent Honoré, Artes No Decorativas y del Museo de la Ciudad de Quito.

* * curarequito se realizó en Quito, Ecuador del 7 de enero al 4 de febrero del 2007, y comprendió un taller-residencia de dos semanas con cinco artistas ecuatorianos y cinco artistas europeos. Fue emprendido por el colectivo artístico Artes No Decorativas S.A, organizado con el Museo de la Ciudad y curado por Cecilia Canziani (curadora independiente radicada en Londres) y Vincent Honoré (curador independiente radicado en Paris, y que entonces vivía en Londres y trabajaba en el Tate Modern). Durante ese período se preparó la exposición Aparecidos con obras producidas en el Museo de la Ciudad.

Artistas participantes: Bettina Buck (Dinamarca), Simon Clark (Reino Unido), Juana Córdova (Ecuador), Amande In (Francia), Janeth Méndez (Ecuador), Christian Proaño (Ecuador), Zeger Reyers (Países Bajos), Dayana Rivera (Ecuador), Manuel Saiz (España), La Limpia (Ecuador).

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