LIZCANO: ¿Cómo es esa expresión política?

ALEMÁN: Es una expresión para nada panfletaria, sino una asimilación personal de la situación política. En los ‘90, Isabel de Obaldía hizo una serie de exposiciones después de la caída de la dictadura de Noriega en dónde reflejaba y tocaba todos los temas que nos apremiaban sobre ese período: los desparecidos, el fuego del casco viejo. También hicimos una muestra temática titulada "Viviendo bajo el dictador" con obras de Guillermo Trujillo, Fernando Toledo, Isabel de Obaldía, Brooke Alfaro, y Coqui Calderón. Todos estos artistas introdujeron dentro de su lenguaje y asimilaron personalmente la situación política.

LIZCANO: ¿Qué formación académica tienen los artistas panameños?

ALEMÁN: Muchos de los artistas se han formado fuera de Panamá y algunos se han quedado a vivir en los países dónde estudiaron. En Panamá hay una escuela de artes plásticas y una escuela de Bellas Artes. Hay excelentes profesores, pero también existe una gran falta de recursos.

LIZCANO: Sí, efectivamente es bastante lamentable ver en que condiciones está el Museo de Arte Contemporáneo, así como que no tenga una dirección en la actualidad...

ALEMÁN: Es verdaderamente una situación muy difícil. Debería haber una persona dedicada exclusivamente a buscar fondos y donaciones, una curadora dedicada a coordinar las exposiciones anuales y una directora que administrase y se encargase de las relaciones públicas. Realmente esos tres puestos se comprimen en uno, y hace que sea difícil encontrar a la persona que tenga esas habilidades y disponga de todo ese tiempo. Desgraciadamente, la situación crítica de la empresa privada, no sólo aquí sino en todo el mundo, ha hecho que empezasen a recortar donaciones.

LIZCANO: ¿Cómo se financia, tanto anteriormente como en la actualidad, el arte panameño?

ALEMÁN: Fundamentalmente ha vivido de donaciones privadas. A fines de los años ‘50 dos artistas, al volver de su estancia de estudios en Madrid, decidieron crear el Instituto Panameño de Arte, una entidad sin fines de lucro, dedicada a promover el arte latinoamericano en Panamá, lo que para entonces era totalmente revolucionario. Un grupo de mujeres interesadas en la cultura les ayudaron a ponerlo en marcha y buscar financiación. Finalmente, en 1962 se creó la fundación y, a través de ese espacio propio, una colección muy interesante y completa de casi 600 obras de arte latinoamericano. Dado que el Instituto corría con todos los gastos del artista, a cambio se le pedía que donase una obra para el museo. De tal forma que la actual colección posee cuadros de Szyszlo, Obregón, Grau, Armando Morales... en fin, muchos de aquellos jóvenes que luego se convertirían en los grandes. Finalmente, tan sólo una reflexión: nuestro museo tiene 30 años de sobrevivir con fondos de la empresa privada.