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Prácticas Curatoriales
Diseño curatorial en la poética y política de la etnografía actual. Parte 1
Tarek Elhaik and George E. Marcus




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Elhaik continuación:

¿Cómo podemos utilizar hoy esta fuerza des-territorializante de la antropología? Primero, continuando con la operación historiográfica de recuperar los experimentos anteriores de medios de comunicación que han re-situado acciones de arte/antropología, como aquellos de los experimentos etnográficos experimentales de Maya Deren en Haití, Miguel Covarrubias en Bali y Sergei Eisenstein en México, o más ampliamente lo que James Clifford llamó surrealismo etnográfico. Luego, en un segundo momento, la tarea pendiente es mediar el constructivismo radical de la antropología a través de los dispositivos de las nuevas tecnologías de comunicación, arte de instalaciones, video digital, arte en la red, pero mediante una ruptura gradual con la escena malinowskiana de encuentro y la confianza de la etnografía clásica en el tropo de alteridad. Esta ruptura ya fue iniciada por el trabajo de Trinh T. Minh-ha en Senegal y Japón, Francys Alys en México, Isaac Julian en Martinica. Mientras que el constructivismo radical de Writing Culture dio una expresión al tropo de alteridad en los fascinantes textos y películas etnográficas experimentales durante la década de 1990, nuestras preocupaciones post-Writing Culture deben ser mediadas quizás por otros modos de interacción entre tropos y formas. La práctica de curador llegó a mí como la forma experimental más obvia para arbitrar o mediar mi trabajo investigativo sobre modernismo cosmopolita en el México contemporáneo. La interacción de modernismo cosmopolita (el tropo de afinidad en lugar de la alteridad radical) y el trabajo (forma) curatorial funcionan tanto como un modo de producción de conocimiento antropológico, como un marco complejo de recepción. Más aún, el trabajo de curador es una investigación inter-medial y una práctica espacial que abarca no solo la sala de cine, el sitio de la modernidad por excelencia, sino también el cubo blanco del arte del museo contemporáneo o el espacio independiente manejado por artistas. Esta doble ubicación espacial requiere una reevaluación de la alianza entre lo ‘etnográfico’ y el montaje del cine de vanguardia casi instaurado por Writing Culture y los caminos futuros de lo ‘cinematográfico’ en la era del arte de instalaciones, nuevos medios de comunicación, etc. Al enmarcar esto, intento aprovechar los potenciales de la instalación para un uso pedagógico en la antropología. El trabajo curatorial está por lo tanto en un movimiento permanente dentro y fuera de la antropología, hacia fuera y hacia dentro de la clase universitaria, la sala de cine, el sitio entendido como un agregado de los desvíos en la modernidad, y del cubo blanco.

Marcus:

Quizás podríamos continuar nuestro intercambio desarrollando más a fondo dos temas que mencionaste: “La interacción del modernismo cosmopolita (el tropo de afinidad en lugar de la alteridad radical) y el trabajo (forma) curatorial funcionan tanto como un modo de producción de conocimiento antropológico como un marco complejo de recepción”. Primero, como lo indicaste, la afinidad nos hace volver al llamado de los “efectos de montaje” de las esperanzadoras discusiones de los 80 sobre experimentos en la escritura y el cine etnográfico (mi propio ensayo (5) sobre montaje y escritura finaliza con un llamado a lo “etnográfico”). Hoy, las posibilidades de montaje teórico y práctico parecen haber excedido el sentido limitado de los modos de producir textos y cine etnográfico. Parecen tener más que ver con la representación y las formas de investigar, particulares a la antropología, que todavía están regidas por el término, ambiguo pero profesionalmente emblemático, de “trabajo de campo”. ¿Cuáles son esas posibilidades? Y, ¿podemos decir algo más sobre la forma que te desarrollas en tu práctica de curador? Si la “alteridad radical” es tanto el medio como lo que deber ser explicado por el trabajo de campo, entonces, ¿se daría el caso de que la “afinidad” es tanto el medio como lo que debe ser explicado por la práctica curatorial? Las prácticas curatoriales involucran el tipo de representaciones (performances) que son características del arte de instalaciones y del arte conceptual (y una de las razones que despertaron mi interés por estudiar sus repercusiones a lo largo de los 90 junto con las diversas maneras que la etnografía parece ser producida ahora bajo el rótulo de trabajo de campo).

Hablemos de la práctica curatorial, primero, y luego de las posibilidades del montaje en ella. ¿Estás habitando, como un trabajador de campo, una forma bien entendida entre tus sujetos particulaes –los mundos del arte y sus élites– como un modus operandi etnográfico o estás inventando una forma de investigación antropológica apropiada para el problema que estudias? Si fuera así, ¿cómo es la práctica curatorial como trabajo de campo, o es su sustituto, diferente de la práctica curatorial, como una modalidad profesional del mundo del arte?

Elhaik:

En tanto un tropo literario, estético y político, la afinidad está entretejida con historias complejas del modernismo cosmopolita y los debates sobre la modernización que no se prestan a una categorización fácil: la afinidad entre lo primitivo y lo moderno; la afinidad entre el tropo clásico del ritual y las artes contemporáneas de performance presentada en la colaboración entre Victor Turner y Richard Schechner; los encuentros miméticos con la alteridad que han generado intersecciones fascinantes entre la vanguardia histórica y las ciencias sociales durante los años 20 y 30 en París, en Ciudad de México, Nueva York, San Pablo; las afinidades políticas que alimentan modos trasnacionales de solidaridad y resistencia contra los sistemas neo-coloniales, como por ejemplo en el contexto de los discursos Sur-Sur y los horizontes ideológicos de las eras post Bandung y post-coloniales que dieron origen a los experimentos político-cinematográficos conocidos como Cines del Tercer Mundo. Pero el tropo de afinidad, como yo lo presento aquí, se sostiene sobre una tensión productiva con el paradigma transcultural y, en consecuencia, la ‘afinidad’ debe volver insostenible la combinación de solo antropología con la versión de la puesta en escena etnográfica transcultural conceptualizada a partir del esquema Norte/Sur. Los medios generados por la conexión de afinidades debe iniciar, si no el desmantelamiento, al menos el cuestionamiento y la nueva formulación de lo transcultural (6). Esta es una tensión perdurable del modernismo contemporáneo y, por lo tanto, el problema en el que trato de enfocar mi trabajo curatorial. Pero este es un proceso abierto: uno puede, por lo tanto, establecer y desarrollar relaciones que giren alrededor de la afinidad en un sinnúmero de maneras y generar, en consecuencia, experimentos alternativos a través de esas relaciones.

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