Artistas Temas de Arte Exposiciones Nosotros Busqueda


Arte & Espacio Social
Tourist Series de Micaela de Vivero
Mónica Vorbeck & X. Andrade




Bookmark and Share
















En Tourist Series la fotografía es el proceso común de un performance continuo, al frente de otros y para los otros. En él, el papel de la mirada es fundamental.

El turista domina el mundo a través de la mirada, pero ésta es a la vez acrítica y sumisa. La visión del turista realza lo diferente de lo anodino e informe de las urbes contemporáneas, pero consume un paisaje especialmente prefabricado para él. A través de la mímica Vivero indaga en forma crítica, lúdica e irónica en estos resquicios de distinciones artificiales entre realidad "cruda" y realidad "compuesta", distinciones ambiguas puesto que el comportamiento humano es simultáneamente artificial y natural. Cómo el mundo le ve a uno, cómo uno se ve a sí mismo y cómo uno ve a otros son dimensiones fundamentales de la identidad humana: la identidad, como la mímica, es relacional y se define por las similitudes y diferencias con otros.

A lo largo de la historia del arte ha existido una profunda e implícita conexión entre arte e identidad humana que Vivero sabe explotar en forma consciente, desarticulando el impulso de privilegiar una mirada dominante que adjetiviza las experiencias para diferenciar lo hegemónico de lo periférico. La mirada europea determinada por el exotismo y codificada en los libros de viajeros de los siglos XVIII y XIX, se torna en ideas negociadas y trasmutadas por Vivero, en la forma cómo ella ve y conquista con la mirada y con la palabra el mundo, su mundo. Tourist Series, el bookwork, es una suerte de manifiesto, es la representación de la artista en forma visual y verbal (en las inscripciones de las camisetas) en términos de una identidad compartida, como miembro de un grupo históricamente marginado en su condición de mujer, emigrante, artista y proveniente de un ámbito postcolonial. Vivero advierte además los flujos desiguales en el reconocimiento de las diversas prácticas artísticas, en relación a la institución de los museos y su dependencia del poder económico, y en las bienales internacionales, que a pesar de proponerse ampliar los márgenes de diálogo por su pretendida condición de plataformas de visibilidad, terminan por sostener visiones de subalterización. La forma de libro vincula y amplifica las dimensiones de la propuesta de Vivero, a la vez que multiplica su difusión y abre la posibilidad de un nuevo ciclo de significantes posibles -las postales, emblema absoluto del turista -que se dispersan en un mundo globalmente turistizado. Quito, noviembre 2007

De los Fetichismos de la Experiencia Turística

Por X. Andrade La figura del turista es, en sí misma, una experiencia turística a la inversa. Los "nativos" en todo lado se han visto, inexorable y agresivamente, expuestos a la presencia reiterativa de hordas provistas de cámaras digitales y mercados genéricos que proveen camisetas y otros souvenirs equivalentes e intercambiables. La dinámica turística, de hecho, se fundamenta en la construcción de un tipo de mirada, una que es especular al constituir un espejo de reflejos diferenciales. El poder del turista se expresa en la inevitable cosificación que promueve el encuentro con los habitantes locales. Clasificados y encasillados como "nativos", son vistos como tipos sociales antes que como sujetos de historias particulares. Pancartas humanas que exhiben su folklorismo en el intercambio de servicios con los visitantes, apéndices de un impulso organizador del paisaje que deslinda artificialmente la contaminación humana del paisaje arquitectónico, arqueológico o "natural" con la finalidad de ver, en la condición de mero visitante la razón de ser de su flujo global.

El encuentro turístico se basa, pues, en la redacción de una forma peculiar de antropología: aquella que sitúa a los sujetos dentro de un paisaje para brindarles una agencia meramente estática y, a la vez, estética. Siluetas disfrazadas de autenticidad que posan prestos y provistos de su mayor sonrisa. Nada escapa al azar en la organización de este tipo de experiencia turística, ni siquiera la propia presentación personal de los visitantes en sus voraces formas de consumo. Objetos seleccionados en un mundo consumista que se halla organizado bajo la lógica del supermercado, sólo que esta vez en las repisas se presentan castillos medievales, iconos de la arquitectura posmodernista, iguanas, monumentos, placas históricas, parques temáticos o industriales. Todos ellos a ser aprehendidos bajo el registro de una mirada que demanda como prótesis-mediador-de-la-experiencia al visor de una cámara. La fotografía permite la apropiación de un paisaje naturalmente mercantilizado y cumple una función clave dependiente de sentimientos, también intercambiables, de nostalgia derivados del movimiento entre paisajes, escenas, países, y fronteras.

En el tipo de supermercado de la memoria que se va constituyendo mediante este intercambio, hay un objeto que condensa la dinámica del encuentro turístico en tanto práctica de exposición de estructuras de poder desigualmente constituidas, un flujo que va directamente de la experiencia del consumo material a la nostalgia sobre dicho consumo que, a su vez, debe ser materialmente registrada. Ese objeto es la camiseta. En su inocente y cotidiana apariencia, y decorada con las más simplistas consignas destinadas a dar cuenta de una apropiación turística fragmentaria, la camiseta rinde simultáneamente un papel ideológico como una proclama de la libertad adscrita a los flujos globales, y, un papel económico como expresión de las condiciones de explotación más infernales que facilitan a estos últimos. Siendo una suerte de lobo feroz disfrazado bajo el algodón procesado por millones de ovejitas de maquiladora, la camiseta es la última expresión del ocultamiento fetichista de la mercancía en el capitalismo tardío. Y también de la mercantilización y el fetichismo propios a la experiencia del turista, crecientemente viajando a lugares reales para tener experiencias virtuales, simulacros amigables de paisajes exóticos y supervigilados que son trasladados como memoria a través del circuito de las camisetas. Mientras que el turismo mercadea incesantemente nuevos destinos a la manera de "paquetes", y el museo de los souvenirs se expande al infinito, la camiseta como objeto mantiene los códigos de etiqueta propios del tipo de encuentro que la industria promueve sin un ápice de inocencia.

La capacidad irónica para revertir o parodiar, para mimetizarse o simular, el propio simulacro dialógico del espacio turístico radica en la inscripción por parte de Micaela de Vivero de otro tipo de textos (citas, referencias a la historia de un lugar, y a la historia del arte) en el cuerpo de las camisetas. Y en la superposición del cuerpo de la artista/turista/terrorista sobre diferentes fondos mientras posa para retratos en apariencia equivalentes e intercambiables pero que, mediante textos inscritos manualmente, se constituyen en comentarios sobre contextos específicos que incluyen, entre otros, los de las propias instituciones del arte, y las divisiones entre "centro" y "periferia". En consecuencia, las postales que recogen este tipo de presencia abre

2 de 2 páginas     página anterior



regresar a temas de arte