EC: Podría decirse que existen ciertas diferencias entre un corto (o largo) de ficción o documental, aunque sean experimentales, y una llamada videocreación. Quizás la diferencia más obstensible sea –a mi entender, y dando un poco elementos de definición valorativa- las posibilidades de estructuración narrativa, que en el caso de los cortos de ficción y/o documentales, muchas veces se apegan más a los recursos clásicos (es decir: introducción, desarrollo y desenlace) y en el caso del videoarte muchas veces ignoran o juegan con esos preceptos, diluyéndolos en una idea muy concreta en muchas ocasiones metafórica, y articulándola casi siempre de manera recurrente en torno a una imagen o concepto que tiene por lo general una concepción espacial incorporada junto a la imagen.

Hay que recordar al respecto que el videoarte surge a mediados de los sesenta, como una democratización en la utilización de los registros audiovisuales, y que en los primeros momentos se utilizó básicamente como documentación de obras efímeras (performances, instalaciones, etc). De hecho, oficialmente se considera la primera obra de videoarte una grabación bastante excéntrica y extraña que realizó el artista y músico coreano Nam June Paik -considerado el padre de la videocreación- al Papa en 1965. Luego esa utilización más "democrática" y menos "profesional" de la cámara se extendió a la realización de obras autónomas que iban más allá de la mera documentación. En cualquier caso, pienso que lo más importante es que el videoarte nació directamente vinculado a otras manifestaciones artísticas, y justamente por esa vocación transdisciplinaria, híbrida, indefinida y profundamente contaminada respecto a otros lenguajes del arte, y por su contemporaneidad absoluta en esta época de omnipresentes imágenes mediatizadas, creo que es necesario darle espacio a esos artistas que mantienen una autonomía crítica y cuestionadora respecto a esas formas anestesiantes y adormecedoras de nuestro entorno visual y real de cada día.

Por eso, tanto el concurso "Inquieta Imagen" como la muestra "Espacios a la Experimentación" han sido inclusivas más que excluyentes; y por eso en ambas han tenido cabida tanto cortos experimentales cercanos a la ficción o el documental, como obras más directamente vinculadas a la videocreación, como los video-performances o las video-instalaciones, entre otras. De cualquier manera, para el próximo año creo que será necesario dar menciones específicas, teniendo en cuenta las particularidades o especificidades –a veces difusas y por suerte difíciles de definir- de una gran cantidad de materiales audiovisuales que nos llegan de tendencias muy diversas.

DR: ¿Qué consejo le darías a alguien que empieza a interesarse por el video arte?

EC: Yo nos le "aconsejaría", pero si les diría que se arriesgaran, que se atrevan a hacer, a filmar; aunque sea con una cámara precaria y/o prestada. Y también, que no tengan prejuicios, que estén completamente abiertos a apreciar y entender obras a las que habitualmente no se tiene acceso, y que pueden a veces resultarle raras o extrañas, o ininteligibles; pero que, con un poco de esfuerzo y -buena- voluntad, luego les resultarán de mucho valor en su formación, en sus conocimientos y en su intento de cambiar ciertas cosas; si tienen deseo de hacerlo.

DR: ¿Consideras que la afluencia y aceptación del público es buena?

EC: Creo que, a pesar de que no existir la costumbre de ver este tipo de materiales audiovisuales, precisamente por la omnipresencia de un tipo de cine y televisión bastantes convencionales y manipuladoras, en general ha habido una asistencia y una reacción del público -sobre todo joven- muy positiva y entusiasta, y además creciente, que se ha venido formando en los ciclos que habitualmente hacemos en el museo, donde exploramos temáticas estéticas y/o conceptuales muy diversas. En ese sentido, a propósito del concurso, también se han realizado encuentros y talleres con los jurados del evento, que han resultado de mucho valor y aceptación general.