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Arte & Espacio Social
PerCursos Urbanos: una conversacion con el colectivo MESA
Clarissa Diniz




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Montaña-ciudad, virus y masaje sobre circuitos: Entrevista al colectivo Mediación de Saberes.

Con frecuencia Brasil aparece en los noticieros internacionales debido a su chocante desequilibrio social, que se evidencia en los índices de distribución de la renta, de la educación o de la violencia del país. Por otro lado –y no rara vez-, aparece también como una cultura de hibridización, en algunos casos entendida como una cultura preñada de armonía social. Paralelamente a todo tipo de diferencia, es común ver la circulación de la imagen-Brasil como territorio de congregación y alegría. Tal complejidad de perspectivas tiene configurado un terreno fértil para el arte creado a partir del país, cuyas experimentaciones y pensamientos han generado fuerzas tan fundamentales como, por ejemplo, la idea de antropofagia, cuyas implicaciones sociales y políticas continúan reverberando con intensidad. Así, el contexto sociocultural brasilero, habiendo sido eje de eventos y obras diversas –como la invitación de Helio Oiticica a presenciar de la Escuela de Samba Mangueira en la apertura de la exposición Opinión 65, en el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro-, constituye aún hoy un “problema” para el arte.

Se notan, sin embargo, en este inicio de siglo XXI, importantes trasformaciones en las estrategias creadas por proyectos y trabajos diversos enfocados en cuestiones sociales que continúan preocupando y motivando la acción. Si antiguamente, un cierto tipo de “enfrentamiento contracultural” fue perpetrado por muchos artistas brasileros –como la caminata de Flavio de Carvalho a contramano de un cortejo católico (Experiencia n.2, 1931), el “encuentro de la favela con el MAM” orquestado por Oiticica (1965) o la quema de gallinas vivas promovido por Cildo Meireles (Tiradentes: tótem-monumento al preso político, 1970)-, actualmente se percibe una cierta “popularización” de métodos eminentemente más colaborativos, capaces de articular sinergéticamente instancias varias de la sociedad y sus individuos al poder público. Así, por todo el Brasil, artistas y colectivos se comprometen en un campo de luchas y tensiones sociales explorando estrategias poco ortodoxas, distantes de los métodos guerrilleros de los años de represión. Buscan, a su vez, inventar otros modos de acción política, atentos a la complejidad y ambigüedad socioeconómica de la cultura -y del arte– en el momento actual del capitalismo y de la globalización.

En este campo, se destaca el grupo Mediación de Saberes* (MESA) que, surgido en 2003 en la cuidad de Fortaleza (Ceará), entiende su trabajo como “propuesta de diseño cultural”: “la estrategia más recurrente del MESA ha sido la de formular propuestas para afrontar problemas socioculturales y buscarles financiación con las agencias gubernamentales. El apartheid y el confinamiento que impregnan la ciudad han instigado al grupo a pensar en propuestas micro-políticas, conformadas en situaciones de interacción social no panfletarias”. Con un trabajo entre múltiples esferas de lo social, el grupo MESA toma el campo del arte como un espacio fructífero para propuestas transversales, como las acciones Narrativas en torno al fuego –“propuesta de escucha en tiempo extendido, donde una persona habla a personas reunidas en torno de una hoguera durante el tiempo que desee, sin interrupciones, contando historias que vivió o de las cuales fue testigo”– y Recorridos Urbanos, “itinerarios realizados semanalmente, hace nueve años, dentro de un bus que se confunde con los demás autobuses de la ciudad. Cada vez, un tema, un itinerario y un mediador diferente agregan capas de sentidos y memorias diferentes”. Es en torno de esos dos proyectos, y sobre la base de la discusión de aspectos importantes de la actuación del MESA –tales como las ideas de colectividad, saber, mediación, comunicación, espacio público, institución, experiencia estética, prestación de servicios, etc.– que se generan los temas que siguen a continuación.

A continuación entrevista a Julio Lira y Thais Montero, miembros de MESA.

Clarissa Diniz: Comencemos por el nombre. Mediación de Saberes: aquí están puestas dos líneas de fuerza del trabajo del MESA, las ideas de mediación y saber. Me gustaría que hablaran un poco sobre esas dos concepciones fundamentales, y sobre cómo piensan que ellas se relacionan con la creación. Dado el hecho que ambos (Julio Lira y Thais Monteiro(1)), vienen del campo de las ciencias sociales –donde las relaciones en torno al conocimiento y sus redes de intercambios tal vez tienen otros aspectos subyacentes-, ¿de qué manera perciben ustedes que el territorio del arte puede contribuir a una experiencia de mediación de saberes?

MESA: El camino del arte nos llega agregando una posibilidad de desvío, redimensionando el margen con el cual podemos relacionarnos con instituciones y públicos. Ofrece una coartada que nos permite caminar en dirección a territorios que no conocemos y que apenas suponemos que nos esperan. Las reglas del campo del arte –aunque también bastante firmes– parecen más flexibles que las del mundo académico o de la educación. El rigor que buscamos no está relacionado a una metodología estandarizada que certifica la calidad del trabajo: un proyecto se transforma en un organismo vivo con sus propias demandas. Se inserta dentro de una ecología que exige intersecciones y negociaciones entre diferentes campos y paradójicamente se mantiene entero, sin amputaciones. En otras palabras, un proyecto científico es controlado por una comunidad –la academia. El proyecto artístico, tal como lo concebimos, pertenece a varias comunidades, y nosotros como cuidadores, mantenedores de tales organismos, debemos velar para que tal confluencia de diálogos sea una riqueza abierta al lo desconocido, al riesgo, y no a una programación determinada por una de las redes participantes del proyecto.

CD: Todavía a propósito del saber: ¿de qué saberes estamos hablando? Conociendo sus intereses por el campo de la cognición, y percibiendo el lugar del “conocimiento” (y su consecuente “transmisión”) en el trabajo del MESA –algo anunciado ya en el nombre, pero también claramente colocado como uno de los hilos conductores del proyecto Recorridos Urbanos– me gustaría que hablarán más sobre los matices de la idea de “saber”, sobre cómo entienden la relación entre conocimiento, pensamiento, percepción, sensibilidad…

MESA: Cuando recomponemos los nombres Mediación y Saberes para formar la abreviación MESA, también estamos dando pistas de lo que entendemos hoy por este saber. La mesa, mueble para encuentros, para la celebración y para el trabajo, nos habla de relaciones horizontales donde la profundidad de un interlocutor invita a la del otro, donde los lugares pueden ir creciendo, abriendo siempre lugar para otros. Y en esta apertura hemos ido mucho más allá del saber libresco. Hemos escuchado atentamente a jardineros, carpinteros, vaqueros, prostitutas, travestís, músicos, agricultores, enamorados de centenas de temas diferentes que se disponen a estar junto a nosotros para compartir
–tal vez más que contenidos– sus estados de ánimo, el entusiasmo que los lleva casi a apartarse del resto del mundo para dedicarse como monjes a trabajos que casi nadie nunca entenderá. Frecuentemente entramos a las casas, a los estudios, a los galpones de trabajo como quien entra en un castillo aislado, distante del resto de la sociedad. Oír a una señora de setenta años cantando el himno que centenas de personas cantaron en la década de los sesenta durante una ocupación de tierras en la ciudad de Fortaleza nos acerca más. El libro o la grabación nunca retransmitirán ese intercambio de luz a través de los ojos, de electricidad a través de la piel, ese cuidado común con la memoria. Reflexión y memoria. Tal co

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